El lenguaje de la batuta tiene a su intérprete
El talento natural de Jorge Yagüe. A sus 27 años, ya se ha presentado con la Orquesta RTVE, la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE), L’Orchestra Senzaspine, la Hradec-Králové Philharmonie, o la Berner Symphonieorchester en países como República Checa, Estados Unidos, Austria, Grecia, Suiza o Italia.
«Muchos directores grandes soñaron desde niños con la ello, pero yo nunca lo hice».
A pesar de ello, el destino puso una batuta en el camino de Jorge Yagüe. Desde entonces, se han vuelto inseparables.
La dirección de orquestas es un arte tan complejo como incomprendido. Lo que desde fuera pareciera un conjunto de movimientos al azar tiene todo el sentido si conoces su lenguaje: «Son una serie de signos. Desde fuera puede parecer complejo pero a nosotros nos sale bastante natural». Pero esa es solo una pequeña parte de la profesión. Además de necesitar un gran conocimiento de la partitura, hay que desarrollar un oído muy fino, que permita reaccionar de manera eficiente ante los fallos, ya que el tiempo de ensayo suele ser poco.
Otros aspectos importantes son el carisma y el liderazgo: «Una de las partes más demandantes es ser capaz de dirigir un grupo social grande, donde todos tienen sus aspiraciones, sus sueños, sus manías». explica. Y es que dentro de una orquesta la lucha de egos es constante, pero Jorge no lo ve como un punto negativo: «El director tiene un ego, cualquier persona tiene ego. El ego es parte vital para cualquier artista. es algo que te da motivación, energía, ganas de progresar».
Para aunar a todos los integrantes en la misma dirección, el director debe luchar con sus propios argumentos: «Por su forma de entender la música, un trompista puede querer hacer una frase musical de esta manera. Él piensa que tiene razón, y es que puede que la tenga o no, porque es subjetivo. Ahí entra tu arte para saberlo llevar con mano izquierda».
En estos momentos la carrera de Jorge está apenas despegando. El madrileño se encuentra estudiando un master en la Zürcher Hochschule der Künste de Zürich: «Si tengo la gran suerte de poder llevar mi carrera hasta donde yo sueño esto va a ser un aperitivo». Su trabajo también le obliga a hacer sacrificios: «Viajo constantemente, lo que conlleva un cierto desgaste, un componente de cansancio, a veces estás más solo de lo que te gustaría. Pero merece la pena. Al final es un entrenamiento, estar en constante movimiento es muy estimulante, conoces mucha gente, muchos lugares y te sometes a experiencias nuevas».
Este ritmo de vida tan ajetreado conlleva quedarse poco tiempo en cada lugar. Por suerte, el proceso de ensayos está muy bien definido. Los maestros de la orquesta lo tienen ya programado. Durante dos o tres días se hace una serie de ensayos y posteriormente el concierto.
Hay un caso particular donde las cosas son un poco diferentes, Desde el año 2019 Jorge dirige la Joven Orquesta Leonesa, donde se hacen más ensayos que en un proyecto profesional, pero en intensivo: «Es algo más particular. Por ejemplo, el proyecto en que estuvimos inmersos este verano consistía en juntarnos todos a lo largo de una semana. Primero con unos profesores, con un director asistente, luego ya conmigo.
Durante una semana el grupo rema en una misma dirección con un programa, que finaliza con un concierto en el último día.
Los chicos, venidos de diferentes puntos de Castilla y León, ponen todo de su parte para brindar al espectador el mejor espectáculo posible: «Es increíble, a nivel humano es algo muy especial. Poder trabajar con gente joven, llenos de ganas, de ilusión. Te lo contagian muy rápido. Lo que tú tienes en tu mano es algo muy especial, porque tienes en tu mano el desarrollo musical de un profesional joven».
Durante los últimos años la JOL ha conseguido que muchos de estos chicos cumplan objetivos como entrar en una escuela, conseguir un profesor, entrar en un proyecto: «Yo no se hasta que punto la gente se da cuenta del impacto que puede llegar a tener la JOL en el futuro de estos chicos, que son muy talentosos, muy trabajadores, pero que al final necesitan una serie de oportunidades de desarrollo para encontrar su camino».
Durante la próxima temporada, el director debutará con otras formaciones, como la Orquesta Sinfónica de Bilbao, la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, Musikkollegium Wintterthur (Suiza), Pazardzhik Symphony Orchestar (Bulgaria), Südwestdeutsche Philharmonie (Alemania) o Philharmonic Tîrgu Mures (Rumanía), una gran cantidad de oportunidades para las que hay que estar preparado: «Lo importante es que uno no se sienta superado. Yo estoy muy contento con lo que se avecina el año que viene.
El año pasado Jorge fue galardonado con el 2º Premio en la Erich Berger International Conducting Competition por su trabajo como director. Esto le ha abierto puertas a trabajar en proyectos internacionales.
Una gran cantidad de éxitos inusual a sus 28 años pero se mantiene humilde: «Donde yo estudio tengo la suerte de que mire a donde mire, solo veo ejemplos a seguir, personas con un talento muy grande y unas carreras fantásticas. Intento no pensar en la edad, porque es una cosa algo subjetiva. La madurez, tanto musical como personal, no tiene porque estar conectada con la edad».
Jorge, que empezó a estudiar para ser director hace 10 años, confiesa «no me siento tan extremadamente joven, pero saber que me queda mucho por aprender es emocionante».