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El mayor festival del mundo (de León)

Un cartel imaginario. Los Rolls, Los Arañas, Los Mágicos, Los Cardiacos, Los Flechazos, Café Quijano, Fabián, Pájaro Sunrise, El Cocinero Funky y Catalina Grande Piñón Pequeño. Si el pop y el rock cumplen siete décadas, León aporta nombres para todas. Sería un cartel como prueba de que la música no para

Café Quijano, en concierto en formato eléctrico.FERNANDO OTERO

León

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Rock Around the Clock, por Bill Haley & His Comets (1954). Primera grabación de rock and roll en llegar a número 1. Elvis Presley y su That’s All Right (Mama), del mismo año. Chuck Berry con Maybellene, Ike Turner... Añádase al gusto. El rock cumple siete décadas. Y el pop, igual sería. A Allan Freed se le adjudica el comienzo de la utilización de rock and roll para definir de manera conjunta la revolución musical que se avecinaba. En León se da un fenómeno que hace que de manera coetánea haya jóvenes que quieren subirse a ese tren que era la música moderna, «los conjuntos músico vocales», como acuña Chus El Beatle, el verdadero guardián de la memoria musical leonesa, que ha plasmado en dos imponentes tomos en los que aparece la escena musical local desde los 50 hasta nuestros días. Desde el presente y echando la vista atrás, León tiene y tuvo mucho que cantar.

El mayor festival de la historia de León tendría que empezar por nombres que son auténticos pioneros. Se suele decir que mucha tradición de la música de ida y vuelta surge en lugares en los que los puertos de mar no sólo abastecían de productos e industria, sino de aquellos prodigiosos vinilos que contenían música. Por alguna razón, León es una de las primeras ciudades de interior que se hace eco de esa música y pone el empeño en replicar estas propuestas. Sin saberlo, aquellos grupos o conjuntos estaban escribiendo una historia gloriosa y heroica. Hay dos grupos que los más veteranos mencionan y destacan: Los Arañas y Los Rolls. De hecho, Jesús García afirma y reivindica su calidad, incluso con el entusiasmo que le caracteriza echa de menos que no hayan tenido un homenaje serio en León.

Los años 70 y así hasta el infinito y más allá cuentan con unos representantes incombustibles. Son los hermanos Quiñones, Los Mágicos, más recientemente añadiendo cifra en forma de Los Mágicos 70 para ubicar parte de su repertorio, aunque toquen todos los palos. Aquí destaca también Chus El Beatle la importancia de su trayectoria, e incluso el honor de haber pertenecido a alguna de sus formaciones, lo que corrobora el trasvase de componentes que había en la época y que en el caso de Jesús García El Beatle hay que tenerlo en cuenta como cocinero antes que fraile, músico, técnico, ingeniero de sonido, productor y más, todo englobado en su condición de gran melómano.

Los años 80 llegaron como un tornado musical y adrenalínico que arrasó todo el país. Más que destaparse un tarro de las esencias aquello fue el descorche de una botella gigante de champán. Si la clave era el descontrol, el descontrol también se llevó por delante parte de la historia. Visto desde el hoy, incluso cumplió ese momento warholiano de lo efímero, aunque aún queden en activo un buen número de representantes. En León, Los Cardiacos fueron los líderes. Y eso que como formación estable con Kike Cardiaco y Carlos Suárez no duraron más de dos singles y un elepé y medio. Eso sí, tuvieron a la parroquia más que pendiente de si el paisaje urbano y el desarraigo social que pintaban de León era real desde el momento que lanzaron aquel imperativo inolvidable de Salid de noche. Noches del Toisón se convirtió también en himno local, aunque aquel particular Rockola leonés tenía bastante más de submundo que el supuesto colorismo posmoderno que se contaba del legendario local madrileño.

Los 80 pasaron volando y en esa operación de arrastre de Los Cardiacos surgió una buena constelación de grupos que de alguna u otra manera forman parte de la historia del rock leonés. Y todos, porque el éxito está sobrevalorado, dejaron una aportación más que estimable, porque eran tiempos de repertorios propios como requisito y cada banda tenía sus hits particulares. ¿Que alguno de esos temas no salió más allá de su círculo? Qué más da.

Tiraron del hilo Los Flechazos. Alejandro Diez provenía de la generación anterior, pero se armó de valor y montó un grupo con amigos y compañeros con menos experiencia que él pero con la misma frescura y ganas. El objetivo estaba claro: conquistar el mundo mod. Lo hicieron viviendo en la era pop, imaginando un León británico y conectando con todas las escenas sesenteras de España. Trascendieron fuera de León como ningún otro grupo. Y su final posibilitó el arranque de Cooper, otra propuesta de largo recorrido para Diez, que tiene ahora su presente en la Fundación Club 45 de Santa Colomba.

Superado el listón de ser conocidos fuera de León, si hay que hablar de un nombre hegemónico para recorrer la primera década del nuevo milenio ese sería el de Café Quijano. Por los hermanos Quijano no pasó aquello freudiano de matar al padre. El arte les rondaba pero sin una idea definida. De hecho, Manolo Quijano hijo había participado en proyectos televisivos e incluso le tentaba la poesía. Cuando se dieron cuenta de que toda una vida oyendo boleros por obra y gracia de su padre era su escuela musical los Quijano acertaron al descubrir que tenían el filón en casa. Llegan a los 2000 con los deberes hechos de La Lola y su carrera dentro de la música pop española es una de las más consolidadas del panorama nacional.

Sólo la osadía da continuidad a este artículo. El tiempo pasa para todos. También para el aún jovencito fenómeno de 70 años de la música moderna. Pero hasta los paradigmas más fiables han saltado por los aires en este cajón de sastre cada vez más desastre. Posiblemente, desde la paradoja dos carreras talentosas que parten desde el mismo punto pueden representar la década pasada: Fabián y Pájaro Sunrise.

Sobre lo nuevo de ahora mismo, el tiempo dirá. Catalina Grande Piñón Pequeño se llevan las flores. También hay creadores genio como El Cocinero Funky. De los primeros se espera ya algo que supere esa frase hit que han convertido sus fans acerca de que lo mejor de Madrid es cuando vuelven a León. Y que sería sortear esa manía leonesa de que es mejor ser maldito y no desear triunfar fuera.