Los ‘bichos raros’ de los museos
Ídolos, momias y mandíbulas. Partes mutiladas a santos, armas escondidas en bastones y cuerpos momificados son algunas de las rarezas que atesoran los museos de León capital.
Un tesoro
Objetos curiosos, reliquias, artilugios y libros indescifrables son los ‘bichos raros’ de museos como Pallarés, San Isidoro o la Catedral de León. Algunos llegaron en extrañas circunstancias y hasta se desconoce su utilidad, como ocurre con el llamado ‘ídolo escandinavo’, una figurita de cinco centímetros que durante siglos ha sido una de las piezas más misteriosas de San Isidoro. En 1990 un equipo de arqueólogos daneses se desplazaron a la colegiata para analizar el enigmático objeto del tesoro de los reyes leoneses, que podría ser la pieza de un juego similar al ajedrez. El ídolo resultó ser del siglo X y no está tallado en hueso de ciervo, lo que descartó su procedencia danesa; ahora se sabe que es de asta de reno, de ahí que su origen más probable sea Suecia o Noruega.
No es la única rareza de San Isidoro, que en quinientos años ha acumulado otras piezas extrañas. La colegiata ha logrado reunir más de 2.500 reliquias. Durante siglos el prestigio de una iglesia se medía por la cantidad y el valor de las reliquias que pudiera atesorar. Los monarcas leoneses Fernando I y Sancha pusieron todo su empeño en conseguir las más ricas y codiciadas piezas de santos. En el año 1062 hicieron traer desde Sevilla el cuerpo de san Isidoro. Contaban también desde antiguo con la mandíbula de san Juan Bautista. En los años setenta, una delegación del Colegio de Estomatólogos de Barcelona se desplazó a León para verificar si la mandíbula del Bautista correspondía o no al profeta. Llegaron a la conclusión de que correspondía a un hombre de unos 33 años, de raza oriental y que había vivido en el desierto —por el desgaste inequívoco que la arena produce en las piezas dentales—.
En 1940 el cráneo de San Isidoro lo cedió el entonces obispo de León, Carmelo Ballester, al recién creado Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En la última década, el Cabildo isidoriano ha reclamado sin éxito su devolución.
En el Panteón Real, la ‘Capilla Sixtina del románico’, hay seis cuerpos momificados. Las dos momias más ‘famosas’ de León son la de Doña Sancha y la de un misterioso caballero del siglo XV desenterrado en el pórtico de la Catedral.
El Museo Sierra Pambley posee una colección de bastones. Uno esconde una escopeta y otro oculta un estoque, utilizados para defensa personal. La fundación Sierra-Pambley alberga en el caserón que mira a la Catedral un singular muestrario de objetos del siglo XIX, atesorados por la distinguida familia que lo habitó. Pero entre ellos, llama especialmente la atención un retrete que, en su época, debió ser todo un invento.
‘Tocadiscos’ del siglo XVI
La Catedral alberga un realejo, una especie de órgano portátil del siglo XVI que se sacaba, como si fuera el ‘tocadiscos’ de la época, en las procesiones. El Archivo de la Catedral, que atesora más de 200 códices, tiene auténticas rarezas; manuscritos desde el año 860.
El Museo de León acumula miles de piezas desde la Prehistoria a la época actual. Es el depósito de todos los objetos que se extraen de las excavaciones arqueológicas. Tiene desde ídolos como el de Tabuyo (del 1.800 a.C.) a un autorretrato de Sorolla de joven, un maravedí de Felipe III convertido en botón o un extraño armario-altar portátil con una talla del rey San Fernando. También un damero que perteneció a los conde de Luna y el curioso relive que representa La quema de libros de san Gregorio , de Juan de Juni, cuyo origen pudo ser el convento de San Marcos. El museo con sede en el edificio Pallarés posee una de las mejores colecciones numismáticas del país. Hace tres años un hombre que hacía una reforma en un piso encontró una rarísima moneda de oro visigoda. Se trata de un tremís con la faz del rey Sisebuto, que fue depositada en el Museo de León, que también recibió el tesoro que emergió del pantano de Riaño en 2013 gracias a la sequía. Un espléndido botín, preservado en la llamada cueva del Oso, habitualmente sumergida bajo las aguas, y donde aparecieron 326 monedas medievales.
El Museo Liceo, que posee la segunda mejor colección egipcia del país, ha ido renovándose desde su creación. En los últimos años han expuesto cerámicas egipcias de época griega, arte africano relacionado con Egipto, piezas eróticas de la época de los faraones, esculturas de dioses como Anubis, Sejmet (la terrible, símbolo de la fuerza y el poder) o Ptah, señor de la magia, objetos para elaborar cosméticos, grabados, pinturas, fotografías antiguas, amuletos...
El Museo Municipal de las Tierras Leonesas-Colección Javier Emperador apiña sus tesoros en el sótano del Ayuntamiento de San Marcelo. Entre más de 3.000 objetos, hay auténticas rarezas, como trajes leoneses de la mitad del siglo XIX, de tiempos de la invasión napoleónica. Hace años el Metropolitan de Nueva York quiso adquirirlos para su colección.