Donde nace la ficción de Lorenzo
Premio Sierra i Fabra, presentó su novela ‘El muñeco del maestro’ en Villamanín
La joven escritora leonesa María Lorenzo Valero presentó este fin de semana su libro El muñeco del maestro en la localidad de Villamanín, donde se ambienta la novela. El acto congregó a numerosos vecinos de dicha localidad que celebraban sus fiestas patronales. María fue revelando el proceso de creación de su obra, galardonada el pasado mes de febrero con el prestigioso premio literario internacional Jordi Sierra i Fabra en su XIX edición.
La obra ha sido publicada por la editorial SM y fue escrita por María mientras cursaba 4º de la ESO, con tan solo 16 años de edad. Acompañaron a María en la presentación dos profesoras de Literatura del Colegio Carmelitas de León, Miriam Tejedor y Nadia Martínez, quienes elogiaron la calidad de la prosa poética de esta novela, su emotividad y el trasfondo psicológico de los personajes, con una historia que consigue enganchar al lector desde la primera página. Destacaron además la riqueza creativa de la joven escritora, cuya novela se podría enmarcar dentro del género del realismo mágico y que mantiene una intensa conexión con diversas fuentes literarias y cinematográficas.
La novela transcurre en la cuenca minera del Valle de la Tercia, en uno de los periodos más convulsos de la historia reciente de nuestro país, los momentos previos a la guerra civil, teniendo como protagonista a una niña cuya percepción del mundo cambiará para siempre con la llegada al pueblo de un nuevo maestro. María Lorenzo desveló que el mundo rural reflejado en la novela, que recoge tradiciones como el filandón, los bailes y fiestas populares, las ferias de ganado, la gastronomía popular o la indumentaria tradicional, lo escribió basándose en las vivencias que le han relatado las personas que vivieron en esa época.
El libro constituye un homenaje a unos héroes anónimos, los maestros de las escuelas rurales que enseñaron a los niños de aquella España olvidada. Con El muñeco del maestro , María Lorenzo transporta al lector a un momento histórico en la que el tañido de las campanas despertaba a los habitantes del pueblo, las mujeres hilaban al calor de la lumbre, el aroma a pan recién horneado inundaba los hogares y los niños acudían ilusionados a la pequeña escuela rural donde el maestro les enseñaba a conocer el mundo y a creer en la magia.