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El museo de León que todos quieren visitar

La reforma que descubrió una joya. La modernización y ampliación del Museo de San Isidoro ha disparado en un 30 por ciento los visitantes. Es el museo de moda, con tesoros que se exhiben por primera vez y espacios inéditos.

Un grupo de visitantes ayer en la recepción del Museo de San Isidoro. ÁNGELOPEZ

León

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Pocas veces una reforma es tan rentable. Pero no es fruto del azar que San Isidoro haya recibido una ‘avalancha’ de visitantes durante el verano. Había un plan de viabilidad y explotación que formaba parte del proyecto de modernización y ampliación del museo, culminado en abril.

La reforma del museo, tras cinco años de obras, ha triplicado el espacio hasta los 3.200 metros cuadrados y ha permitido abrir estancias antes vedadas al público, como las primitivas salas monacales, el adarve de la muralla y varias capillas del claustro. Asimismo, ahora se muestra casi en su totalidad el tesoro que iniciaron hace un milenio los reyes leoneses Fernando I y Sancha siguiendo un plan preconcebido.

El abad de la colegiata, Luis García Gutiérrez, no oculta su satisfacción por el incremento de visitantes en un 30 por ciento. Explica que antes el Sábado Santo era el ‘día punta’, con un ‘techo’ de mil visitantes, cifra que se ha superado muchos días de julio y agosto. El museo, que abrió sus puertas a finales de los cincuenta y no había sido remodelado hasta ahora, tenía ‘cupos’ para acceder a la sala del tesoro, entre otras razones porque el recinto quedaba estrangulado por una angosta escalera de caracol, inaccesible para muchas personas.

Un museo tecnológico

El artífice de la reforma, Juan Pablo Rodríguez Frade, Premio Nacional de Arquitectura, aseguró que tras reformar el Museo Arqueológico Nacional, el primer año de inauguración, cuadriplicó el número de visitantes, de 250.000 pasó a un millón. Luego llegó la pandemia y bajó. Ahora está en torno a 600.000 visitantes, es decir, que triplicó el número. «Aquí en León, que hay muchos visitantes extranjeros y está el Camino de Santiago, yo creo que va a haber una afluencia muchísimo mayor», dijo en abril, cuando el museo leonés reabrió sus puertas.

El día de la inauguración del nuevo Museo de San Isidoro, su directora, Raquel Jaén, desveló que, según sus estimaciones, «duplicaremos el número de visitas para este año, aunque viendo la buena acogida que están teniendo las mejoras, quizá, superemos esas cifras; el museo lo merece». El Museo de San Isidoro aspira a ser moderno y tecnológico. Mostrará su valiosa colección como no se ha visto hasta ahora y prepara un plan cultural para ofrecer actividades paralelas. El objetivo es superar los 100.000 visitantes que llegó a contabilizar antes de la pandemia y de la reforma.

La Fundación Montemadrid, que aportó dos millones a la reforma —el Cabildo invirtió otro millón—, diseñó un plan de gestión para, entre otras cosas, aumentar el flujo de turistas y visitantes.

Las entradas al museo se pueden adquirir en la taquilla o previa reserva en la web (museosanisidorodeleon.com). El precio de la visita guiada, con un aforo máximo de 25 personas, cuesta 8 euros; y la entrada general, 6 euros. Los menores de 12 años entran gratis y hay descuentos para los grupos de más de 20 personas.

La transformación del museo ha permitido, a quienes ya lo conocían, redescubrir muchas piezas, algunas de ellas obras maestras, que pasaban casi desapercibidas por la falta de espacio y la escasa luminosidad, algo que tuvo muy presente desde el principio Rodríguez Frade.