Mateo Díez enseña en León cómo ha vivido contando
El ILC inaugura el jueves la exposición que le dedicó la Universidad de Alcalá
Melancolía es la palabra favorita de Luis Mateo Díez. El escritor lo desveló en un encuentro en Alcalá de Henares, donde recibió el Premio Cervantes. Y una mirada melancólica es lo que propone la exposición Vivir contando, un mapa por la geografía vital y literaria del autor de Mis delitos como animal de compañía. La universidad madrileña dedicó esta exposición al creador de Celama, una muestra que podrá verse a partir del jueves en el Centro Leonés de Arte (CLA), en el palacete de la avenida Independencia, con la presencia del escritor lacianiego.
Comisariada por el periodista Jesús Marchamalo, la exposición es un homenaje al último escritor en recibir el mayor galardón de las letras hispanas. Reúne materiales inéditos que condensan su universo personal y creativo. Hay retratos de Luis Mateo Díez en diferentes etapas de su vida, fotografías con sus amistades, manuscritos, cartas, primeras ediciones de sus libros y diversos objetos personales en un recorrido por la vida y obra del genial autor de La fuente de la edad.
Se trata de la tradicional muestra que, cada edición del Cervantes, organizan el Ministerio de Cultura, la Dirección General del Libro, del Cómic y de la Lectura y la Universidad de Alcalá de Henares en honor al último premiado.
«Fui un niño de posguerra y el lastre de ese tiempo histórico detalla en la memoria atmósferas y sucesos que la empañan», reconoció. Pero fue ahí cuando despertó «mi necesidad de escribir para contar lo más ajeno a lo que me sucedía, si es que en la niñez hay sucesos reseñables», contó el escritor y académico leonés en su discurso del Cervantes. «La vida se descubre escribiendo, si entendemos que escribir es descubrir», dijo el escritor. «Contar la vida era mi aspiración». De ahí el título de la muestra.
En los últimos años el autor de Las lecciones de las cosas se ha ido desprendiendo de objetos y enseres relacionados con su trayectoria de escritor. En 2013 el académico lacianiego donó a la Biblioteca Nacional de España (BNE) tres novelas manuscritas: La fuente de la edad, obra por la que consiguió el Premio de la Crítica en 1986 y el Premio Nacional de Narrativa en 1987, acompañada de la pluma con la que la escribió; el manuscrito y la primera copia con correcciones a mano de su novela El expediente del náufrago, publicada en 1992; y la primera copia mecanoescrita y el cuaderno de trabajo que recoge todos los apuntes preparatorios de su novela Fantasmas del invierno, editada en 2004.
Aspirar a la nada
Tras recibir el Cervantes, como es tradición entre los premiados, Luis Mateo entregó un legado a la Caja de las Letras, situada en la cámara acorazada del Instituto Cervantes, ubicado en la sede de una antigua entidad bancaria.
El autor de El animal piadoso depositó en la caja número 1.106, unos mecanoscritos y un opúsculo. También dos cuadernos de trabajo, una suerte de bitácora de su navegación literaria, de sus novelas El hijo de las cosas y la Trilogía de los seres desaparecidos —un libro inédito con tres novelas que creó años atrás y cuyo argumento ni siquiera recuerda—.
Este afán por donar sus objetos de trabajo —algunos reunidos en la exposición Vivir contando— quizá obedece a su verdadera aspiración, que «es la nada, que es algo maravilloso, muy confortable», según Mateo Díez. Curiosamente, en alguna ocasión ha revelado que pese a tener una notable biblioteca, como cinéfilo empedernido, su colección de películas es aún mayor.
Casualidades del destino, tras la exposición de Luis Mateo Díez, que podrá visitarse hasta el 17 de noviembre, el Instituto Leonés de Cultura (ILC) acogerá la primera gran muestra dedicada a su hermano, protagonista de su último libro, Mi hermano Antón (Reino de Cordelia). Un año mayor que Luis Mateo, Antón, licenciado en Bellas Artes, es un artista que ha unido la dedicación creadora y la docencia, siempre con un impulso experimental y comprometido.