Juan Manuel de Prada: «La literatura hoy es bastante cutre»
El escritor llega a León con ‘Mil ojos esconde la noche. La ciudad sin luz’ (Espasa), libro destinado a convertirse en cumbre. Una obra que pone de acuerdo a, en este caso, lectores como Álex de la Iglesia o Pérez Reverte
Lugar: La Casona de San Feliz de Torío
Hora: 20.00
«Un espectáculo retorcido, excesivo, grotesco, lo mejor que he leído en décadas. La literatura monstruosa de De Prada acaba de un zarpazo con el buenismo infantilón que nos ahoga y nos muestra descarnado su soberbio talento». Si estos adjetivos vienen de Álex de la Iglesia no es que sea que algo tendrá el agua cuando la bendicen pero sí es un referente claro del alcance de Mil ojos esconde la noche. 1 La ciudad sin luz (Espasa), el libro de Juan Manuel Prada que hoy presenta en La Casona de San Feliz de Torío en diálogo con Héctor Escobar y Daniela Maraña. «A Álex de la Iglesia le conmocionó. El libro está escrito prescindiendo de las convenciones de hoy en día, muy iconoclasta», afirma Juan Manuel de Prada.
El autor vuelve con este libro, un tomo de dos, al territorio de la Segunda Guerra Mundial, que ya transitó en Me hallará la muerte y El séptimo velo . El manuscrito original, de 1.600 páginas escritas a mano, se ha dividido en dos volúmenes. El primero, este, La ciudad sin luz, abarca los años 1940 y 1941 en el París ocupado donde sobreviven los españoles relacionados con la cultura, artistas, escritores, periodistas. El narrador y protagonista de la novela es un viejo conocido de los lectores de Juan Manuel de Prada: el falangista Fernando Navales, protagonista de su primera novela, Las máscaras del héroe.
Dice De Prada al respecto de este personaje cómo surge un vínculo con la Falange que se evita al reconstruir la historia en clave actual. Por eso, De Prada ha realizado un intenso trabajo de estudio in situ en archivos para dar forma a una monumental obra que algunos ya consideran como cumbre de su carrera. Algo que no parece que esté en los planes del zamorano afincado en Madrid puesto que es de los que aspira a que lo mejor esté por llegar.
«En los archivos está la verdad. Encuentro que prácticamente todos los artistas del año 40, salvo Picasso, sobre el que Hitler ordenó que no se le molestara, colaboraron con Falange. No es que renegaran de sus ideas. Pero en ese momento todo el mundo pensaba que Hitler iba a ganar la guerra. Entonces optan por eso porque no tienen más remedio. O porque entre la heroicidad y la supervivencia eligen lo segundo, como debe ser. Esto se oculta porque a las ideologías de este tiempo les conviene darles esa imagen de héroes», relata De Prada, que muestra así su carácter crítico y comprometido con una literatura que interpele y cuestione.
En este sentido, hay un detalle, que luego no es menor junto a esta labor de archivo y documentación que el autor reconoce como laborioso, como es la manera de afrontar lo que luego será el libro ante los lectores pero que primero escribe a mano, como hasta la fecha ha hecho todas sus novelas. Eso sí, no es una renuncia en cuanto a método de trabajo puesto que escribe los artículos a ordenador y otra de sus constantes es su participación en medios de comunicación como radio o televisión. «He escrito a mano porque pones más la carne en el asador. Ha sido también un trabajo de paciencia, que me ha cambiado la percepción. Antes leía, me documentaba. Ahora ya no puedo hacerlo. Necesito ir a los archivos», asegura, además de percibir otra manera de transmitir lo que se relata y que a partir del a mano y el papel cuenta con un tono más personal y directo.
Aprovechando la inmensa galería de personajes que discurren por Mil ojos esconde la noche. 1 La ciudad sin luz, editada por Espasa, y por la cercanía zamorana y leonesa, hay que advertir que no hay ningún ‘paisano’ de ambos. «Pues no hay ningún leonés. Ni de Zamora. Había una historia de un zamorano pero no aportaba lo suficiente», señala. «Es una obra a la antigua usanza. Busca lo que buscaban las novelas, que interpele, que se disfrute pero que plantee retos. Ofrece la visión del París ocupado y los españoles que estaban allí», remarca.
Esa antigua usanza es hasta una paradoja que convierte a Juan Manuel de Prada en un escritor peculiar ante una industria como la editorial a menudo muy propensa a dar gato por liebre. Al margen de actualidades, la figura de De Prada, que nació en Baracaldo en 1970 aunque su vinculación vital con Zamora es fundamental, se ha mantenido en el respeto por su oficio de escritor, sin ensimismamiento, puesto que vive la exposición mediática pero sin olvidar el origen que da sentido a las trayectorias. En 2022 defendió su tesis doctoral titulada El derecho a soñar: vida y obra de Ana María Martínez Sagi, personaje clave de este libro. Ganó el Planeta con La Tempestad, una racha de premios que ya había inaugurado con Las máscaras del héroe un año antes, en 1996, con el Premio Ojo Crítico de RNE. Y más.
Pero entre el carácter exitoso de sus trabajos no esquiva la crítica de lo que le rodea cuando asegura que «hay gente que lucha por mantener el estatus de escritor. Antes era más sencillo. Por ejemplo, los autores del 98. Tenían presencia periodística y discutían las cuestiones de su tiempo. Hoy en día, la literatura es un negocio bastante cutre, lleno de advenedizos que publican novela basura. Luego hay gente que no tiene capacidad para leer una obra literaria. Antes se publicaba para lectores. Ahora se publica para no lectores. Leen para que les solucionen la vida, que no les duela la regla o les aplacen la pitopausia. Otros escriben a ver si les ficha Netflix», relata así en largo De Prada para mostrar sin enfado lo que detecta de la realidad cultural actual. También dice que «los medios luego tienen a su escritor lacayo...», asegura. Y un buen remate final: «Ahora mismo Azorín o Unamuno resultarían figuras exóticas. Yo me considero exótico».
Lo es, al igual que cuando dice: «Cantabria sin Castilla es un disparate igual que León dentro de Castilla». Y se manifiesta como «leonés» por ser de Zamora. «Aunque a los de Zamora también hay que echarnos de comer aparte», comenta con humor además de añadir el dato clave: «No se trata de remover cuestiones identitarias que separen España», dice sobre las cuestiones de su tiempo.