El musical de Oppenheimer lleva el fin del mundo a San Sebastián
Joshua Oppenheimer, dos veces nominado al Oscar por sus documentales sobre el genocidio indonesio ( The act of killing y The look of silence ), salta a la ficción con el musical apocalíptico The End, que reflexiona sobre la culpa y las historias que los seres humanos se cuentan para sobrevivir.
«Nunca me he visto a mí mismo como un director de documentales, encuentro la forma para mi trabajo a partir de las preguntas que me hago y que necesito responder», dijo a Efe coincidiendo con la proyección oficial del filme, firme aspirante a la Concha de Oro. El director estadounidense encierra en un búnker a Tilda Swinton, Michael Shannon y George MacKay —el único de los tres que acompañó al director en San Sebastián—. Son una de las últimas familias en la Tierra pero la llegada de una extraña pondrá en peligro su lujosa vida, su sistema de creencias y su precario equilibrio emocional.
Oppenheimer quería hacer otro documental sobre Indonesia pero lo descartó porque resultaba peligroso viajar de nuevo a ese país. Estaba investigando para ese documental cuando descubrió la existencia de una familia que vivía en un búnker y empezaron a surgirle preguntas. «Tuve una especie de epifanía, debía hacer una película narrativa ambientada en ese búnker y tenía que ser un musical de la edad dorada de Broadway, esas películas optimistas de los años 50 donde la gente superaba todo tipo de obstáculos», explica. Aunque a priori parezca un trabajo muy distinto de lo que ha hecho hasta ahora, el director subraya que los temas que subyacen son similares y hay conexiones formales, ya que en The act of killing la música y la representación también juegan un papel crucial cuando pone a los perpetradores del genocidio a recrear sus crímenes ante la cámara. «Siempre pensé en The act of killing como en un musical, adoro los musicales, hay una especie de ironía dramática cuando los personajes aparecen cantando con apariencia de naturalidad pero se están engañando a sí mismos».