«En Rodiezmo aprendí lo que ahora sé»
Rodrigo Cuevas, el revolucionario del folclore, es el plato fuerte de las fiestas de San Froilán, el día 6 de octubre y gratis
En la línea continua del folclore indestructible se mueve Rodrigo Cuevas para meterlo en una coctelera de la que sale ileso y enriquecido vestido de lo que quiera, como un indescifrable extraterrestre de los pueblos que llega a la ciudad a taconear en madreñas, apelando a los colectivos reivindicativos y reservando señas de identidad que cualquiera que conozca a qué suena lo rural las detecta y tararea. Es de tan ver Cuevas que el mejor consejo sería oírle, que tiene un filón infinito, de aquí a Asturias, Galicia y cualquier norte que él buscó para sí mismo y para su arte. Rodiezmo puede ser el kilómetro cero, porque dice: «En Rodiezmo aprendí lo que sé ahora». De todas formas, con Rodrigo Cuevas, ese personaje espectacular, en la distancia corta de un auricular, es el creador reposado hacia fuera, aunque por dentro bulla en lo nuevo, o en esa Romería que despachará para todos los públicos, gratis, en las fiestas de San Froilán el 6 de octubre. Es más, se arranca mejor para elogiar a compañeros de carrera que para sí mismo, donde parece que la modestia le atrapa, cosa de agradecer.
«La verdad es que no le doy importancia a la definición de lo que hago», señala en referencia a la cantidad de etiquetas que recibe su obra desde que apareció Rodrigo Cuevas González (Oviedo, Asturias, 1985), su nombre de pila, y que emerge definido como artista multidisciplinar, cantante, compositor, acordeonista, percusionista, dj y hasta presentador de televisión español. Eso sí: en 2023 fue galardonado con el Premio Nacional de las Músicas Actuales, pero antes recibió otros galardones. Manual de cortejo y Manual de romería son dos discos en los que se presenta Cuevas en su salsa, que no es otra que la revisión del folclore y las raíces dejando patente y con todas su fuerzas su personalidad creativa. «Más que pensar en ponerle nombre a las cosas intento todo lo contrario, en dejarme llevar», dice, aunque añade que «la naturalidad no quiere decir no querer trabajar. Trabajo mucho. Me gusta que todo salga perfecto», asegura.
Lo que tampoco plantea de manera intencionada Rodrigo Cuevas es si combinar a la perfección su proyecto vital con el profesional y que todo desemboque en un pueblo de Asturias es su particular manera de reivindicar un futuro sostenible. Aunque sí acepta que es innegociable: «Vivir donde vivo es inspirador. Pero vivir en un pueblo ya no es tan diferente a vivir en una ciudad. En zonas como León o Asturias, que hay muchos pueblos, la zona rural está conectada», advierte. Dice que eso de los manuales de cortejo y romería son una manera de trabajar su propuesta artística: «Simplemente me gusta trabajar sobre los manuales, lo mismo que en otras cosas», deja en al aire a la vez que sugiere que si un día se agotara su vena creativa buscaría por otros derroteros.
De lo que suena por ahí afirma seguir con interés la música nueva. «Ahora mismo hay muchas cosas interesantes. Vivimos una época buenísima para la música. Lo que hacen Amaia o Nathy Peluso, por ejemplo, me interesa muchísimo. Los estilos están cada vez menos definidos y la gente tiene menos prejuicios a la hora de escuchar todo tipo de música», relata el asturiano, que sería un buen ejemplo de lo que plantea cuando en sus conciertos se mezcla desde lo posmoderno a lo ancestral pasando por su calidad como músico e investigador.
Pero este asturiano tiene ese corazón leonés en Rodiezmo como lugar de infancia e inicio. «Rodiezmo me encanta. Siempre me gusta ir», afirma como en otras ocasiones, siendo el mejor homenaje al mundo rural de entonces y de ahora. La romería que trae en directo Rodrigo Cuevas tiene en origen en el disco titulado Manual de romería en el que las claves son sugerentes: celebración, disfrute, dulzura, belleza, deseo... Y que Rodrigo Cuevas plantea desde el terreno de la tradición, la tierra, el paisaje y el paisanaje.