Marialba, el museo del que todos desertaron
Una historia de infortunios. La construcción de un museo en Marialba de la Ribera para proteger los restos de su basílica paleocristina, única en España, ha sido un calvario. Dos empresas dejaron empantanadas las obras. Ahora el ayuntamiento espera terminar el edificio gracias al 2% cultural.
Una serie de catastróficas desdichas han mantenido ‘empantanado’ el Museo de Marialba de la Ribera en los últimos cinco años. El alcalde de Villaturiel, el leonesista Valentín Martínez, ha tenido que pelear primero en los tribunales y ahora en el Ministerio de Cultura para sacarlo adelante.
La empresa de Lorca encargada la segunda fase del museo de Marialba de la Ribera desistió y dejó las obras colgadas casi recién empezadas, aunque gastó 100.000 euros del presupuesto. Tras su renuncia y con la pandemia de por medio fue preciso repetir todos los trámites y volver a licitar los trabajos en la plataforma de contratación del Estado. La adjudicataria resultó ser la madrileña Bauen, que, tras desertar, entró en concurso de acreedores.
Con solo el 25 por ciento de la obra concluida, el Ayuntamiento de Villaturiel consiguió en los juzgados la devolución del 65 por ciento de la fianza estipulada para garantizar el cumplimiento del contrato, 65.000 euros. Por si fuera poco, el ministerio reclamó la subvención que había concedido al ayuntamiento para la construcción del Museo «por incumplimiento de contrato».
El alcalde ha mantenido varias reuniones en Madrid con responsables del Ministerio de Cultura para conseguir una nueva partida que permita concluir los trabajos. «Casi seguro que nos concederán fondos con cargo al 2 por ciento cultural», aventura. Y es probable que la subvención se otorgue en noviembre. Las obras tenían un presupuesto inicial de 1,2 millones de euros.
El tiempo transcurrido y el encarecimiento de los materiales han obligado al Ayuntamiento de Villaturiel a replantear un proyecto que comenzó en 2018. El museo tendría que haber abierto sus puertas hace más de tres años. Ahora no hay fecha de finalización. Se trata de un proyecto crucial para esta localidad de la llamada España vaciada. Desde que comenzó la construcción del museo hasta ahora, Villaturiel ha perdido casi un diez por ciento de población.
Un edificio excepcional
La construcción del edificio que protegerá en Marialba de la Ribera los restos de la basílicia paleocristiana más antigua del mundo
—junto a la de San Juan de Letrán, ambas del siglo IV— parece gafada. Los vestigios quedaron ‘bajo techo’ en la primera fase del proyecto —adjudicada a la empresa leonesa que hará el Centro de Interpretación del yacimiento de Lancia—, tras más de medio siglo a la intemperie.
El arquitecto leonés Melquíades Ranilla, responsable del Plan Director de la muralla de León, ha diseñado para Marialba de la Ribera una estructura liviana, como una membrana, que permitirá pasear ‘sobre’ los restos y protegerlos. Se trata de un museo único en la provincia.
Con dos plantas y 1.856 metros cuadrados, permitirá contemplar las ruinas a diferentes niveles. El edificio tendrá tonos tierra, en sincronía con el paisaje. El museo explicará los restos, desde las primeras excavaciones, llevadas a cabo en 1968 por Helmut Schlunk y Theodor Hauschild, del Instituto Arqueológico Alemán; un yacimiento que sigue dando quebraderos de cabeza a historiadores y arqueólogos.
De formas simples, la construcción tiene plena accesibilidad a través de suaves rampas. Pero lo que verdaderamente define el edificio es la luz natural, gracias a un techo de lucernarios. De día el edificio se hace más opaco y es desde el interior donde el espectador se asomará a los restos como si fuera un mirador.
En 2009, la ‘lectura’ del subsuelo, en un área de 8.000 metros cuadrados, mediante georradar, descubrió la existencia de grandes construcciones, a unos 200 metros al norte de la basílica, que llamaron la atención de los arqueólogos por la solidez y amplitud de las estructuras detectadas; todo apunta a que se trataría de edificios notables, en consonancia con la propia basílica. Unos restos que no se han excavado.