Restaurar con bisturí el Palacio de Grajal
Quince días para restaurar. A cámara lenta y con bisturí. Alumnos de Enseñanzas Artísticas se concentran quince días al año en el Palacio de Grajal de Campos para salvar centímetro a centímetro esta joya renacentista. Han rescatado yeserías del siglo XVI y la azulejería del oratorio. Queda trabajo para años.
A golpe de bisturí, un equipo de restauradores trabaja en los murales del oratorio del Palacio de Grajal de Campos. Con paciencia infinita tienen que eliminar tres capas de cal para llegar a las pinturas originales. Llevan desde 2018 con esta misión —aunque dos años no intervinieron en esta estancia— y solo han salvado pared y media.
Los trabajadores son en realidad ocho alumnos del Grado en Enseñanzas Artísticas Superiores de Conservación y Restauración de Bienes Culturales en la especialidad de pintura, y otros ocho estudiantes Erasmus procedentes del Instituto Restauro de Roma.
Quince días pueden ser pocos, pero en siete años los alumnos que han ido desfilando por el Palacio de Grajal, además de aprender a montar un taller ‘in situ’, han salvado las yeserías renacentistas del siglo XVI en uno de los salones. Por la técnica utilizada, seguramente, aventura la profesora María Belén Díez-Ordás, «el conde de Vega contrató a artistas italianos para hacerlas». También han rescatado las yeserías de una chimenea y de una puerta en el llamado salón de la logia, contiguo a la habitación de los condes y al que se accede por un pasadizo. Los alumnos trabajan además en el solado de azulejería. «Ya han consolidados todos los azulejos y están recubriendo los faltantes con morteros de cal de Morón Gordillos, una cal de fabricación artesanal declarada por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2011», explica Díez-Ordás, que calcula que en la próxima campaña acaben este espectacular pavimento por completo.
Los materiales se los proporciona el Ayuntamiento, así como el alojamiento en el albergue de peregrinos que hay en el propio palacio. A cambio, ejecutan una labor de precisión. La supervisión de los trabajos corre a cargo de los profesores Blanca Rosa Rodríguez Fernández, Carolina García Álvarez, la citada Belén Díez-Ordás y Alicia Rodríguez, con el apoyo de Pablo Rodríguez, profesor de química de la Escuela de León, y del profesor de Historia del Arte Jorge Martínez Montero.
La lista de reparaciones en el palacio que perteneció a la poderosa familia de los Vega es larga hasta el aburrimiento, desde el saneamiento de humedades en los muros hasta la recuperación de pavimentos, cosido de fisuras, eliminar huecos cegados, la reposición del forjado en la planta baja, reparación de las cubiertas... Pero con el actual ritmo de restauraciones, quedan décadas de trabajo.
El Ayuntamiento de Grajal compró el palacio a sus propietarios por la simbólica cantidad de 6 pesetas. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Monumento en 1931, constituye uno de los escasos elementos del patrimonio civil del período renacentista que jalonan el Camino de Santiago a su paso por la provincia de León. Además, se trata de un caso único, por ser un edificio sobresaliente de la arquitectura civil del siglo XVI y encontrarse en relación con un elemento de arquitectura militar (el Castillo de los condes de Grajal), y otro de arquitectura religiosa (la iglesia de San Miguel), en la misma localidad. El palacio lleva tres décadas en obras. Pequeñas intervenciones que han conseguido mantenerlo a salvo.