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El leonés que enseña cine en el Amazonas

Daniel Martínez-Quintanilla acaba de ganar tres premios en el Festival de Cine de San Sebastián por su proyecto Barrabás, un documental que empezó hace doce años. Tiene un pie en la selva del Amazonas, donde ha creado un cine flotante, y otro en los escenarios más violentos del Planeta.

El director y periodista de ascendencia leonesa Daniel Martínez-Quintanilla. SUICA FILMS

León

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El secreto de Daniel Martínez-Quintanilla para trabajar en múltiples proyectos es su hiperactividad. Ha recorrido el mundo de guerra en guerra, tiene un festival de cine flotante en el Amazonas y lleva doce años tras los pasos del fotógrafo argentino Rodrigo Abd, de la agencia norteamericana Associated Press, ganador de dos premios Pulitzer —el último el año pasado por su cobertura de la guerra de Ucrania—.

Martínez-Quintanilla, alicantino de nacimiento, pero leonés de ascendencia —toda su familia es de Riego de la Vega y de Palacios de la Valduerna—, acaba de ganar tres premios en el Festival de Cine de San Sebastián. Los galardones valoran su proyecto para sacar adelante un documental de 90 minutos, titulado Barrabás, donde comprimirá 600 horas de grabación por algunos de los escenarios más violentos del Planeta.

Martínez-Quintanilla vive desde hace años en Iquitos, puerta de entrada peruana al Amazonas. Confiesa que moverse desde la selva a Afganistán o a zonas en conflicto «solo supone sumar los 200 euros que cuesta el billete de avión hasta Lima». Porque a Iquitos no hay carreteras. Antes de presentarse al Festival de San Sebastián, Barrabás ya fue premiado en México y por el Ministerio de Cultura de Perú. Y es que Martínez-Quintanilla, tras más de una década en el país andino, tiene la doble nacionalidad.

Barrabás —explica el director— no es un ‘biopic’ sobre Rodrigo Abd, sino que «persigue mostrar el mundo a través de sus ojos». También es un documental crítico con el periodismo actual. El fotógrafo argentino «trata de contar las historias desde el punto de vista de los rebeldes». «Él elige los temas y la agencia le da flexibilidad», algo que no es nada frecuente. Pese a los escenarios en los que se mueven, Abd transporta una cámara ‘minutera’, un pesado cajón que permite el revelado en pocos minutos en el mismo lugar. Así es como consigue «retratos tranquilos» de gente corriente que vive en polvorines como Siria. La suya, como dice Martínez-Quintanilla, es una historia «a dos velocidades». En los mismos escenarios y casi siempre para la misma agencia, Associated Press, el realizador leonés hace vídeos y, al mismo tiempo, graba al fotógrafo.

Estar en primera línea tiene su precio. Los dos periodistas fueron detenidos en Venezuela cuando intentaban grabar los desastres del derrame de hidrocarburo en Maracaibo. Pasaron «bastante miedito» durante dos días cuando entrevistaron a Jimmy ‘Barbecue’ Chérizier, el poderoso líder de las bandas criminales de Haití. Pese a las aventuras que hay detrás de cada fotograma, Barrabás «no es una película de fotoperiodistas salvando el mundo» ni tienen interés en morir para contar, pero son conscientes del «privilegio de entrar y poder salir de Ucrania cuando la gente tiene que quedarse allí en la guerra. Se trata de humanizar el periodismo con sus contradicciones». Mostrar la ‘cara b’ de un oficio que ellos ejercen casi siempre en el frente de batalla.

Adiós a la guerra

Martínez-Quintanilla está cansado. «No quiero seguir siendo fotoperiodista de guerra. No me apetece exponerme a la muerte por sistema». Así que cuando acabe el documental, lo dejará. No tenía pensado hacer una película, pero empezó a interesarle tanto la historia que fotografiaba Rodrigo Abd y que él casi siempre hacía en vídeo, como el punto de vista de su compañero. Aunque ahora la cinta está en proceso de edición, él sigue grabando el largometraje, que cuenta con el respaldo de la productora valenciana Suica Films, la propia Associated Press y la productora peruana Muyuna.

El director leonés es un activista en el Amazonas, donde trabaja con las comunidades indígenas impartiendo talleres de cine. Ha creado el festival Muyuna, «un tanto extraño» y «un delirio», donde proyecta películas en un cine flotante, con los espectadores en sus canoas. Se trata de «descolonizar» el mundo audiovisual. «Me interesa que ellos cuenten sus historias», dice.

Además está embarcado en una película sobre la figura del conocido ambientalista Orlando Zagazeta, conocido como el ‘Hombre Mono’, que murió en agosto sin haber podido recibir atención médica. Desde su llegada a la selva peruana en 2009, Zagazeta se dedicó al cuidado y reintegración de animales silvestres en su hábitat natural.

Martínez-Quintanilla también es autor del corto Ciclo de carga, sobre la travesía diaria de los trabajadores en el puerto de Masusa en el Amazonas, donde atracan decenas de barcos para abastecer a Iquitos, que, con medio millón de habitantes, es la ciudad más grande del mundo sin conexiones terrestres.