Los guardianes de Pandetrave
El fotógrafo Jorge Contreras abre una campaña de mecenazgo para publicar un libro sobre pastores trashumantes
Jorge Soto Contreras tiene 26 años, es burgalés y fotógrafo y, desde hace dos años, ha decidido documentar la realidad de la trashumancia en la montaña leonesa de la mano de sus protagonistas y de su día a día con el objetivo de que este tipo de pastoreo «no caiga en el olvido».
Una realidad que califica de «dura» tras haber regresado a su casa de haber pasado dos días en la montaña leonesa con dos mujeres ganaderas de 34 años. «En un puerto, la vida es un poco monótona, tienes que sacar las ovejas, luego depende del día y de lo largas que sean las horas de luz guardarlas e ir cambiando de zona en el puerto para ir aprovechando los pastos», comenta.
Para el fotógrafo la vida de un pastor de alta montaña es «de soledad y de mucho trabajo», lo que hace que «haya que estar muy convencido para estar allí y, sobre todo, tener mucha vocación y querer mucho ese trabajo».
Las redes sociales tuvieron la culpa de que Jorge Soto se adentrara en el mundo de la trashumancia, ya que, al no encontrar información en internet, decidió preguntar a través de ellas hasta contactar con la Fundación Monte Mediterráneo, que se encarga de coordinar a los pastores en los puertos de León, de forma que hacen de intermediarios entre ganaderos y pastores. En 2022, el joven cogió su cámara y se vino a León para hacer una trasterminancia, es decir, «una trashumancia entre términos de la misma provincia» y, a raíz de ahí, contactó con los dos pastores que iban a estar allí con José Morgado y José Rodríguez.
De ese contacto surgió Los guardianes del Puerto de Pandetrave, una publicación que recoge el día a día de los pastores cacereños José Rodríguez Durán (54 años) y José Morgado Galet (59 años) durante el verano de 2022 en el Puerto de Pandetrave, con 1.200 ovejas merinas. Con ellos se pasó varios días en la montaña, dando lugar a todo un proyecto que lleva cada año a Jorge a visitar alguna trashumancia leonesa.
«Lo que más me impactó fue ver a tanta gente mayor que nos cruzábamos cuando íbamos de pueblo en pueblo que nos contaba cómo en su niñez habían vivido la trashumancia y lamentaban que este tipo de movimientos estaban desapareciendo», relata, consciente de que eso «que tanto le marcó» en 2022 cuando acudió por primera vez al Puerto de Panterave fue lo que llevó a crear la publicación, ya que, además, «hay muy pocos libros fotográficos que hablen sobre ello». El objetivo de Soto es claro: «Hacer ver a la sociedad cómo como es la vida y el día a día de un pastor en alta montaña, porque existe una idea un poco no distorsionada».
Para su publicación, el joven ha puesto en marcha una campaña de mecenazgo a través de Verkami, con 40 días de duración, y el objetivo tope de recaudar 2.000 euros —de los que ya lleva 1.818 euros—, con el objetivo de «poder hacer una tirada un poco más grande y que no se quede en algo pequeño».
El nieto del éxodo rural
Jorge se inició en la fotografía cuando era bien pequeño, con «la típica cámara que se regala en la Primera Comunión», aunque no fue en 2014 cuando comenzó a tener «interés real» por ella. El desencadenante de que cogiera una cámara y se fuera con ella a las calles fue el conflicto del barrio de Gamonal de Burgos. «Mucha gente de fuera me escribía y me preguntaba qué pasaba porque no entendían muy bien lo que contaban los medios, así que empecé a contar lo que me rodeaba y a descubrir este mundo». Un descubrimiento que le hizo «interesarse más por el mundillo de la fotografía», pero, al mismo tiempo «implicarse con ello en la sociedad».
Así, sus inicios fotográficos fueron vinculados a la cobertura de manifestaciones, aunque fue a raíz de comenzar a sus estudios de Grado Superior en Realización Audiovisual cuando creyó el proyecto documental ‘Arrugas cotidianas’, mediante el que fotografió la vida de su propia abuela, una mujer de 85 años dependiente, «partiendo de lo cotidiano».
Es precisamente ahí donde el burgalés considera que está su peculiaridad, es decir, «en fotografiar y mostrar lo cotidiano y lo que pasa en el día a día y en la vida de la gente». Por eso, ‘Arrugas cotidianas’ cuenta la cotidianidad de Lucinia Pérez tras el fallecimiento de su marido y abuelo del fotógrafo, lo que le hizo darse cuenta de que «no conservaba a penas recuerdos fotográficos de él» y decidir inmortalizar la humanidad de Lucinia.
Contreras dio un paso más en su carrera y, después de estudiar un segundo Grado de Formación Profesional, en este caso de Iluminación, dio a luz a la revista ‘Enraíza: una cuestión de raíces’, tras darse cuenta durante la pandemia que «los medios se centraban mucho en las grandes ciudades y que no mostraban no lo que pasaba en el día a día en los pueblos». Por este motivo, quiso convertirse en «un altavoz» para «dar voz a toda esa gente que vive y apuesta por los pueblos».