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Arte

La artista que alumbra los trazos del alma

Pilar López Duque inaugura exposición en París y expone una de sus bailarinas de Degás en el espacio creativo de Camarote Madrid

Pilar López Duque en su tallerFernando Otero Perandones

Publicado por
Cristina Fanjul
León

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Le dijo la reina Sofía que su pintura le recordaba a Fernando Zóbel. Como ocurre con la obra del artista filipino la creación de Pilar López Duque sorprende por su rotundidad en la expresión de lo efímero, por su capacidad para convertirse en nueva cada vez que la contemplas, por su potencia hipnótica, por la pasión que transmite con ligereza.

El aire atesora trazos que evocan melancolía con una sutileza que la ha convertido en una de las sorpresas artísticas de los últimos cuatro años. Y es que si bien López Duque lleva toda su vida pintando, su aparición en la escena pública es breve. No lo es el respaldo de la crítica, que alaba con admiración cada una de las obras que alumbra y ha apreciado su talento de manera reiterada. «Mire, todos llevamos un artista dentro y de lo que se trata es de disfrutar del proceso. El resultado no importa tanto», dice con humildad. Sin embargo, los suyos, sus resultados, no pueden ser mejores. En estos cuatro años su talento ha sido alabado por los críticos más exigentes y su obra ha cosechado el reconocimiento en todos los premios a los que se ha presentado. «Estoy absolutamente agradecida», asegura. Ahora mismo, tres de sus obras están a punto de ser expuestas en París, en el epicentro del arte contemporáneo. La galería Image in’air ‘colgará’ sus lienzos en Le Marais, el barrio más cosmopolita y artístico de la ciudad, el lugar de las galerías de arte contemporáneo que exponen todo lo que después se verá en el Pompidou. Será el 1 de noviembre. Esta escala parisina no es la primera para Pilar. El año pasado uno de sus cuadros despertó los elogios de la crítica en la Feria de Arte Contemporáneo de la ciudad y pocos meses después le fue concedido un diploma de mérito artístico en el premio de Arte de Luxemburgo.

El día que la reina Sofía valoró su talento, PLD acababa de ser elegida entre cientos de artistas por el Museo Reina Sofía para competir por el premio de pintura y escultura. Quedó finalista con su obra Brisa y ternura, de la colección Dicotomías del corazón, una pintura delicada e incandescente que envuelve al que la admira en un espacio de paz.

No ha sido su único galardón. De hecho poco antes acababa de obtener el premio de pintores y escultores de España con El bosque, una obra en acrílico en la que el oro adquiere un papel principal. 

Todos estos galardones no le han hecho perder la perspectiva. De hecho, Pilar López Duque asegura que se siente abrumada cada vez que le alcanza un nuevo reconocimiento y habla de su creación como si se tratara de una diletante. «Mis pinturas son realistas o abstractas. Cualquier instante cotidiano, por trivial que parezca, puede ser fuente de inspiración si tiene al menos un destello que pueda encenderla», explica. Su estudio es un refugio de belleza que además comparte con sus alumnos. «Les enseño a pintar con bolígrafo porque hay que aprender a integrar el fallo en la vida —reflexiona— porque son precisamente esos errores los que nos hacen mejores». 

Por eso, Pilar crea en sus clases un espacio de libertad en el que cada alumno pueda encontrar la manera de alcanzar la magia del trazo. «Busco crear armonía», añade la artista, que se repite sin cesar la frase de Tolstói «El arte es uno de los medios de comunicación entre los hombres»; quizás el único.

Por esa razón, Pilar dialoga con cada uno de sus cuadros y desvela que el trabajo dura lo que el cuadro quiere. «A mi el cuadro me habla», asegura. «Trabajo con ideas, a partir de ellas surgen las imágenes, los colores, las texturas que construyen cada obra». Su obra más espectacular hasta la fecha es Dicotomías del corazón —que engloba Galerna y pasión, Brisa y ternura, Rocío y emoción, Escarcha y pena, Niebla y nostalgia y Bruma y tristeza— pero cada una de las creaciones que salen de su estudio es única. Ahora, por ejemplo, expone en Camarote Madrid un tributo a Degas titulado Un lugar llamado museo. La bailarina, mostrada al público por primera vez en la Exposición impresionista de 1881 dentro de una urna de cristal, ha sido una inspiración para Pilar, que destaca su postura en cualquier ángulo, su vestido, las desgastadas zapatillas y su gesto con un gran peso en la mirada: «pensativa y atenta».

Acaba de iniciar ahora una serie basada en la obra de Tolkien, otro creador que, como ella, buceó en las cumbres y las simas del alma humana...

Pilar posa junto a algunas de sus obrasFernando Otero Perandones