Lo que le faltaba a Rodrigo Martínez
El músico leonés en formato trío presenta hoy su disco ‘Bura’ en El Albéitar, en el que logra aportar personalidad, genialidad e imaginación a su personal mirada a lo tradicional
No es Bob Dylan y su costumbre de cambiar en directo sus temas que resultan irreconocibles para sus fans (con la indignación de algunos), pero Rodrigo Martínez, cuando se junta como es el caso hoy con Jaime del Blanco, músico de Lois afincado en Barcelona, y Sofía Miguélez, más la aportación siempre hipnótica de Víctor M. Díez, autor de los textos del disco, prefiere que la improvisación sea protagonista, o que si surge no sea frenada por el rigor. Hoy es el gran día de la presentación de su nuevo disco, Bura, en un concierto en el Teatro El Albéitar que comenzará a las 20.30 horas.
«Utilizamos mucho la improvisación. Y ellos son muy buenos», elogia así Martínez a sus compañeros de hoy de escenario. «Pueden llegar a parecer piezas diferentes pero que parten de lo conocido», añade. Y lo que estará claro es que la cita será de las que Rodrigo Martínez se toma como siempre: poner toda la carne en el asador, máxime si, como ha detectado, la respuesta del público está siendo espectacular y aunque quedan algunas entradas en taquilla la mayoría han volado.
Una explicación en largo del músico leonés folk que tal vez más trasciende a León deja claro que necesitaba este reencuentro tanto con su música como con su público. De esta manera ya contaba hace unas fechas hasta los preparativos: «Nos faltaba este concierto. El concierto para presentar Bura, mi último disco, y presentarlo en casa, en el Albéitar, y así poder disfrutarlo con vosotros, con los amigos y la buena gente que nos quiere y nos cuida, así que para remediarlo busqué la fecha, me puse con los preparativos, y ahora que ya está todo a punto puedo contároslo. Lo haré acompañado de dos buenos amigos: Sofía Miguélez al acordeón y los coros, y Jaime del Blanco con su viejo vigulín que se vendrá también al aquelarre desde Barna. Además vamos a contar con el cameo de Víctor M. Díez, que subirá a las tablas para invocar al universo de Bura. Yo que vosotros no me lo perdía porque puede ser histórico y lo vamos a grabar para la posteridad. Además podréis haceros con el disco si aún no lo tenéis», contaba.
Las entradas han estado disponibles en Music Center (tienda de música de la Plaza Mayor) y Cervecería Céltica a un precio de 10 euros, así como en la propia taquilla del teatro desde media hora antes del comienzo de la actuación.
Fiel a su camino, Rodrigo Martínez vive la música folk siempre con espíritu de actualización a los tiempos, lo que no supone perder las esencias para desarrollar su proyecto personal en el que sigue revisitando la música tradicional leonesa, pero desde una óptica mas contemporánea, que se sumerge sin prejuicios en espacios explorativos diversos, sin renunciar a la belleza de las líneas modales de la música de aquí, ni a sus estructuras hipnóticas. El proyecto esta concebido para adaptarse a varios formatos, en solitario, en dúo o en trío, con será hoy.
Con Víctor M. Díez, anteriormente citado, por ejemplo, tiene un proyecto de alcance como es Caja baja. Caja baja es una comunión entre la palabra y la música, una suerte de investigación, una escucha, búsqueda, tentativa, un encuentro entre mundos que chocan: el folclore con la música electrónica o Paul Celan a ritmo de Tentenube, una materia que surge en una conversa, en un incunable, en un poeta contemporáneo maridado con un ritmo de siega.
Materiales sonoros, voces, tradiciones… todo en un laboratorio pequeñín de paja y barro. «En nuestra búsqueda nos veríamos reflejados en la definición de la belleza de Lautremont, tan utilizada por los surrealistas: ‘La belleza es el encuentro fortuito entre una máquina de coser y un paraguas en un quirófano’. Esa extrañeza, esa emoción es nuestro empeño», explican Díez y Martínez.