«La muerte en los cuentos no es tétrica»
La importancia del número 4. En la edición original eran 44 y ahora en la reedición de ‘Los cuentos de la madre muerte’ la escritora leonsa Ana Cristina Herreros ha cambiado algunos pero ha dejado 40 relatos, para mantener el 4, el número de la muerte.
Su abuela callaba cuentos. Así que pronto aprendió a escuchar el silencio y a querer a los que no tienen voz, a los que no cuentan. A ella la ha silenciado la devastadora Dana. Ana Cristina Herreros tenía que presentar en Sevilla su nuevo libro, Cuentos de la madre muerte, pero el acto se suspendió. Se trata de un título que ya publicó en 2011 en Siruela, cuando trabajaba en esta editorial, y que ahora reedita, revisado, en su propio sello, Malas Compañías, con dibujos de Marcin Minor, que ya ilustró la edición polaca hace trece años. En la primera versión eran 44 cuentos y ahora son 40. Ha suprimido cinco y ha añadido uno sobre María de las Muertes. «Quería mantener el número 4, que es el número cabalístico de la muerte», dice. Hay relatos tradicionales de todo el mundo, extraídos de la sabiduría popular de culturas como la tibetana, la cubana, la japonesa, la marroquí, la árabe o la bosquimana, con la visión común de que la vida y la muerte no son tan distintas. No oculta que ha hecho coincidir la publicación del libro con Halloween. Pero no se trata de cuentos de terror, por mucho que la muerte sea la protagonista. Hay historias de la Muerte que actúa con justicia, se enamora, es burlada, es amiga y de la que a veces también se regresa… Una muerte, como reza el título, que, como nuestra madre, nos acompaña desde que nacemos, trata a todos por igual y nos permite descansar cuando el tiempo hace que la vida nos pese.
«La muerte en los cuentos no es tétrica». «Es un libro que habla de la muerte justa, la muerte tétrica es la de la religiones». La escritora leonesa, que ha recorrido decenas de países para recopilar cuentos, sostiene que «en la cultura popular la muerte es el vientre del que salimos y al que regresamos». Un ejemplo es un cuento bosquimano, que ha incluido en el libro. La Luna envió a la Tierra a una liebre con el mensaje de que los hombres no tuvieran miedo a la muerte. Pero la liebre se peleó con otros animales y olvidó el mensaje. Cuando volvió a la Luna, ésta golpeó al animal por desobedecer y le partió el labio. Por eso, la Luna tiene manchas, las de la sangre de la liebre, y las liebres tienen el morro partido.
Como en casi todos sus libros de relatos, Herreros hace un «guiño leonés» en Cuentos de la madre muerte. En este caso se trata de la leyenda del Güercu, una leyenda muy conocida en León y en Asturias. La muerte visita a un aldeano y decide darle tiempo para que se despida de su familia. El hombre, que es un personaje sucio y desaliñado, corre a su casa y le cuenta el episodio a su mujer. Ella le afeita, le baña y le viste con su mejor ropa. Después, le dice a su marido que se vaya al bar. Cuando la muerte llama a la puerta, la mujer asegura que el hombre no está en casa. La muerte, agotada de buscarle, entra en el bar del pueblo. Allí ve a un hombre bien vestido y decide llevárselo, porque así se ahorrará el trabajo de amortajarlo.
Ana Cristina Herreros, filóloga de formación y considerada una de las mayores expertas de España en tradición oral, tiene cuento para rato. Hasta la fecha ha publicado más de una veintena de libros, por los que desfilan fantasmas, brujas, mujeres lobas y monstruos leoneses.
Entre sus proyectos pendientes, tiene un compromiso con los caboverdianos del Bierzo de ir a su país a escuchar los cuentos que contaban sus abuelos, para que no se olviden de sus orígenes. «Cuando se cerraron las minas en León, ellos se quedaron». Viajará a Cabo Verde en enero. Quiere contar también cómo llegaron a León. «Junto al Museo de la Minería de Sabero quería rescatar su memoria. Fueron admitidos en las minas, antes que los marroquíes y los paquistaníes, porque eran cristianos. Hay una memoria fotográfica que me gustaría incluir en el libro». Otro de sus proyectos es hablar de las carboneras, las mujeres de la mina. «En Asturias ya se ha hecho. Tienen un librazo», confiesa.
Además, tiene pendiente un libro de relatos de mujeres, historias familiares escuchadas y vividas en León. «Los escritores se han apropiado del filandón, pero las que hilaban y contaban historias eran las mujeres», asegura.
En 2021 The New York Times incluyó su libro La verdadera historia de la rata que nunca fue presumida en la lista de los cuentos infantiles recomendados. Ha ganado en tres ediciones el Premio Nacional del Ministerio de Cultura al Libro Mejor Editado.
Ana Cristina Herreros no solo escribe y cuenta cuentos como nadie, sino que va en busca de ellos a lugares remotos, para visibilizar a las minorías silenciadas y preservar su memoria.
Así nacieron Los cuentos del conejo, un libro que daba voz a los niños albinos —perseguidos en África, donde les consideran fantasmas—, al tiempo que financiaba proyectos solidarios en Senegal, Sáhara y Mozambique.
cita en León
Como narradora oral, Herreros adopta el nombre artístico de Ana Griott. Y en este papel estará el 17 de diciembre en la Biblioteca Padre Isla para contar historias del invierno.
El próximo año será la ‘estrella’ del certamen Certamen de Lectura en Voz Alta de Castilla y León, que se celebrará los días 24 y 25 de abril. El texto elegido en esta edición para los alumnos participantes pertenece a su libro de los Monstruos; en concreto, el cuento de la mujer loba leonesa.