A la Catedral le crecen los andamios
Siempre ‘a cubierto’. En los últimos años la Catedral de León, fruto de los múltiples males que sufre, ha estado ‘acosada’ por los andamios. Ahora es el trascoro el que ha quedado invisibilizado.
Las obras, irrenunciables, han restado espectacularidad a la Catedral de León. Ahora le ha llegado el turno al trascoro, una obra maestra con múltiples patologías, invisibles bajo el polvo de siglos. Durante nueve meses un bloque de andamios es lo primero que se topará quien acceda al templo gótico. El Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), dependiente del Ministerio de Cultura, se comprometió hace cinco años a ejecutar la restauración, pero la pandemia y múltiples análisis del arco de triunfo renacentista, fueron aplazándola. La rehabilitación del trascoro, en el que trabajaron artistas de la talla de Esteban Jordán o Juan de Juni, permitirá descubrir uno de los mayores tesoros de la Catedral. La suciedad ha restado brillo a una obra cumbre del siglo XVI. Los trabajos los acometerá la empresa madrileña Talleres Arte Granda por 420.699 euros.
En los últimos años el edificio ha estado deslucido por El Sueño de la Luz, como se denominó inicialmente la magna restauración de los 1.800 metros cuadrados de vidrieras. Andamios voladizos construidos ex profeso para reparar el mejor conjunto de vitrales medievales del mundo, así como plásticos para tapar los huecos cada vez que se apean los cristales de un ventanal, han contribuido a mostrar una imagen ‘desaliñada’ del templo.
Aún quedan por delante, al menos, tres años más antes de que concluya un proyecto que arrancó en 2006 con el apoyo de la desaparecida Caja España y la Junta y que desde hace años financia el Cabildo con las entradas que cuesta entrar en la Catedral.
La Pulchra estuvo ‘tuerta’ durante 22 meses, tiempo que tardó la restauración del gran rosetón de la fachada principal. Una gran lona cubrió parte del pórtico durante esos casi dos años, hasta marzo de 2020. El gran vitral de 30 metros cuadrados consta de 97 piezas, que se insertaron, una a una, desde la plataforma colocada a catorce metros de altura en el interior del templo gótico. Los trabajos, con un coste superior a los 400.000 euros, los sufragó íntegramente la Fundación Cepa.
La fachada principal lleva quince años ‘deshabitada’. En 2009 se decidió el traslado temporal de 20 santos al claustro y otros tres más —san Juan, san Pedro y la Sibila— fueron alojados en la capilla de san Juan de Regla del templo gótico. Solo ha quedado la Virgen Blanca, que es una réplica de Andrés Seoane, colocada en los años 50. Todo apunta a que la portada de la Catedral continuará así durante mucho tiempo, porque pese a los encargos del Cabildo a varias empresas para realizar réplicas de las estatuas, ninguna ha pasado la prueba. Además, el triple pórtico de la seo leonesa es uno de los puntos más delicados del edificio. Las 23 esculturas se apearon de las hornacinas por su crítico estado de conservación, pero han permitido aligerar peso en una de las zonas más frágiles del monumento.
Una historia entre andamios
Hace dos años el Cabildo convocó un concurso de ideas para salvar el triple pórtico. El ganador fue el proyecto titulado Desde el corredorcillo, del estudio madrileño Funcionable, liderado por Julio César Moreno. Su propuesta se fundamenta en la recuperación del histórico antepecho para el cierre. Una especie de ‘visera’ protectora, que, pese a ser el proyecto mejor valorado, no fue del agrado del Cabildo, porque modifica la visión actual del edificio por completo.
En 2010 el Ministerio de Cultura colocó una marquesina en el hastial sur, uno de los puntos más delicados de la Catedral, con el fin de hacer un ‘barrido’ de los muros y detectar las grapas colocadas en el siglo XIX que han provocado profundas fracturas en la piedra. El colosal andamio llegó a formar parte del ‘paisaje’ del templo gótico, ya que permaneció en la fachada meridional durante ocho años, hasta que el Cabildo, harto de esperar a que el ministerio rematase los trabajos, decidió desmontarlo.
En los últimos años los andamios han tapado la torre sur y la norte, la fachada principal, pináculos, arbotantes, el triforio, la cubierta, las vidrieras (en el interior y en el exterior)... Hay muchos leoneses que no han visto nunca la Catedral sin ‘hierros’.