Los proyectos fallidos para salvar el teatro Emperador

Quince proyectos para salvar el Teatro Emperador nunca vieron la luz. Fueron encargados a algunos de los mejores estudios de arquitectura del país. Varios los exhiben aún en sus webs. Ofrecen soluciones originales, como salas de audiciones en el sótano o llamativas cubiertas. Diseños que suponían grandes intervenciones en el edificio erigido en 1945 y superaban los nueve millones de euros; los más ‘modestos’ defendían mantener los elementos ornamentales significativos del teatro, incluidas las butacas. Y es que el Emperador, obra de los arquitectos Manuel y Gonzalo de Cárdenas y Francisco J. Sanz, se hizo sin escatimar lujos, como la gran araña de cristal de roca que cuelga del techo y pesa una tonelada y media o la alfombra con el escudo bordado de la empresa Elde y pasadores dorados sobre la majestuosa escalinata que conduce al segundo piso, así como los asientos de terciopelo rojo, cuya última restauración costó 40.000 pesetas por butaca.

Peridis, ganador del concurso, nunca mostró los bocetos de su proyecto, en protesta porque no le pagaron. «Hice el proyecto básico, no el de ejecución. Era un proyecto muy respetuoso, porque a mí me gustó mucho el teatro como era», explicó. Sin dar cifras, aseguró que el presupuesto de la rehabilitación era «muy moderado». Uno de los proyectos más llamativos es el del leonés Lorenzo Alonso Arquitectos. En su web explica que su intención es poner al teatro «una media-máscara, en el más puro sentido de la comedia del arte», por la «necesidad imperiosa de ser consecuentes con la identidad del edificio. No lo rehabilitamos, lo revitalizamos». También promete no tocar «ninguna pieza sensible». «Seremos respetuosos con sus canas, ocultaremos sus pliegues». La propuesta del estudio catalán Margos Roger Berghänel apuesta por «no coartar el futuro del edificio». Los asturianos Cuenca Arquitectos, que tasaron su proyecto en 4,9 millones de euros, incluían una original cubierta que suponía elevar una planta el inmueble de la avenida de Independencia.

Un jurado y un plan

Uno de los proyectos más ambiciosos, firmado por el leonés Ramón Cañas, habría convertido el Emperador en uno de los mejores teatros de Europa.

Finalmente, un jurado integrado por los arquitectos Ángel Fernández Alba, Florentino Gómez Arruabarrena, Celestino García Braña, Eloy Algorri García e Idoia Camiruaga, eligió a Peridis entre los quince equipos finalistas en el concurso de arquitectura convocado para convertir el Emperador en Centro de las Músicas Históricas. El jurado valoró «la eficacia de las relaciones entre las diferentes zonas y usos, compatibilizándolo con la creación -con nueva arquitectura- de un espacio vertical que permite la entrada de luz natural en el interior del edificio, siendo al mismo tiempo muy respetuosa la propuesta con lo existente».

Los calificadores tuvieron muy en cuenta la conservación de la sala y otras zonas representativas del teatro con la búsqueda equilibrada de espacios que compensaban las carencias del edificio actual. El Ministerio de Fomento anunció, a continuación, que la redacción del proyecto contaría con un presupuesto de 467.944 euros y que la rehabilitación dispondría de una partida de 7,14 millones de euros. En el concurso, Fomento estableció algunas condiciones, como la implantación de ascensores, la supresión de barreras arquitectónicas, la habilitación de once camerinos y la ampliación del foso de la orquesta para albergar entre 30 y 40 músicos.

Los arquitectos hicieron los deberes, pero el ministerio no tuvo tiempo de llevar a cabo la remodelación, porque M. Rajoy ganó las elecciones e intentó vender sin éxito el Emperador en dos subastas públicas. Hace dos años el Ministerio de Cultura retomó el ‘caso Emperador’ y anunció su rehabilitación con cargo al 2% cultural. Está a punto de concluir el plazo que dio para tener listo el estudio técnico que servirá como base para el proyecto de rehabilitación.

El teatro cumplió en septiembre 73 años, pero lleva cerrado los últimos dieciocho.