Diario de León

Xulio Nogueira desmiente en un vídeo el maltrato del segador gallego en Castilla

Un documental contra el mito

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Emilio Gancedo - LEÓN.
León

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«Castellanos de Castilla/ tratades bien ós galegos/ cando van, van como rosas/ cando ven, ven como negros». «Castellanos de Castilla/ tendes corazón de aceiro/ alma como as penas dura/ e sin entrañas no peito». Versos como éstos, junto a otros de mucha más dureza, escritos por Rosalía de Castro a propósito de la vida que llevaban los gallegos cuando iban «a segar a Castilla», movieron al realizador orensano Xulio Nogueira, residente en León, a investigar cuánto había de verdad en todo esto. Así, junto al escritor Antonio Castro, estos dos valdeorreses se lanzaron a bucear en la memoria de los paisanos de su comarca y en la exigua documentación gráfica y escrita -un laborioso proceso de documentación que ha durado más de dos años- para conseguir, finalmente, la creación del documental Segadores en Castela y la edición del libro Escravos de sol a sol. Pero Nogueira y Castro no se contentaron con investigar los modos de vida, las costumbres, los aspectos de la vida material y espiritual de los valdeorreses que todos los veranos -hasta mediados de los años 60, aproximadamente- cruzaban Las Portelas, La Barosa o Puente de Domingo Flórez camino de las tierras de secano de Castilla y La Rioja. Sobre todo se propusieron llevar a cabo una verdadera recreación del trabajo de las cuadrillas de segadores hasta el último detalle, toda una cuidadosa labor que puede apreciarse perfectamente en el audiovisual. Además, organizaron un emotivo encuentro entre los últimos segadores de Valdeorras que fueron a Castilla y los propietarios que les proporcionaban trabajo (especialmente de la provincia de Ávila), todos ellos ya muy ancianos, por lo que tuvo lugar, de esta forma, un sentido hermanamiento entre las dos regiones. Como conclusión, Xulio Nogueira alude a la histórica «leyenda negra» del maltrato que recibían los gallegos en estas zonas de la Meseta. «Se trata, sin más, de la eterna lucha de clases -afirma-, sólo cuando trabajaban para grandes terratenientes se producían excesos». «La mayoría segaban para pequeños propietarios que los alojaban en sus casas, les daban un trato familiar e incluso llegaban a apadrinar a los hijos de los segadores nacidos en el verano». El vídeo muestra, asimismo, cómo los vecinos preferían a los gallegos porque trabajaban mucho más rápido (hasta 16 ó 18 horas diarias) ya que «lo único que deseaban era volver a Galicia cuanto antes».

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