Diario de León

Científicos españoles retornan a la capital del antiguo Egipto en la campaña del Proyecto Djehuty

Regreso a Tebas

Escuchan desde hace meses la llamada de Tebas. Un puñado de científicos españoles, egiptólogos y arqueólogos, parte hoy lunes hacia la actual Luxor

Un miembro del equipo limpia una de las imágenes de la tumba

Un miembro del equipo limpia una de las imágenes de la tumba

Publicado por
Arancha Prádanos - MADRID.
León

Creado:

Actualizado:

José Manuel Galán, el egiptólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que dirige el Proyecto Djehuty, tiene motivos para el optimismo. En febrero pasado volvió de Egipto cargado de hallazgos inesperados en dos tumbas vecinas, Djehuty y Hery, que atesoran mucho más que las inscripciones que buscaba cuando las escogió como objeto de estudio entre las incontables del subsuelo tebano. Relieves de factura preciosista, decenas de «ushebtis» -las figurillas de arcilla que como séquito imaginario acompañaba a faraones y notables al más allá-, conos funerarios, inscripciones, textos «hieráticos» sobre madera, lino y papiro, huesos de cuerpos momificados, un sarcófago policromado de la XVIII dinastía, y otras joyas asomaron de entre la escombrera que anegaba la entrada y buena parte del laberíntico interior de los sepulcros. Datados entre el 1.550 y el 1.500 antes de Cristo, son la última morada de Hery, probable pariente menor de la familia real, y, sobre todo, de Djehuty, un personaje con peso propio en la corte de la reina Hatshepsut, a la que sirvió como «Supervisor del Tesoro» y «Supervisor de Obras». Todo indica que su condición de gran capataz de obreros y artesanos le permitió agenciarse para sí y su familia el enterramiento de primera que ahora examina el equipo español. En su primera incursión, hace once meses, buena parte del trabajo se fue en limpiar y despejar la zona, excavada en la falda de una colina y sepultada por sucesivos derrumbes. En apuntalar galerías y pasadizos que, pese a la escasa visibilidad interior, prometen mucho. Ahora regresan a la deslumbrante capital del Alto Egipto durante los Imperios Intermedio y Nuevo, con más expectación, más responsabilidad y más medios. Los ocho investigadores de la primera campaña son ahora catorce. De distintas universidades, Sevilla, Salamanca, Alcalá de Henares, Complutense, y otras. Les esperan seis semanas de excavación para liberar de cascotes la cámara más profunda, el santuario, donde ya han entrevisto grandes estatuas de Djehuty, su esposa y su madre. Junto a ellos, un buen número de relieves e inscripciones que pueden arrojar luz sobre un período con muchas lagunas históricas, el largo mandato de la «faraona» Hatshepsut, en el que Egipto se expandió imperial por otros reinos vecinos. Tal vez, con suerte, hallen el sarcófago y la momia de Djehuty, aún perdidos. No será fácil. Como tantos otros túmulos y sepulcros del antiguo Egipto, los ladrones han visitado esta tumba tebana. También egiptólogos con prisas, entre ellos el gran Champollion, descifrador del enigma de la piedra Rosetta, que no supieron ver lo que guardaba en su interior. «Hemos tenido suerte de dar con esta mina. Otros equipos internacionales se preguntaban cómo es que una tumba así no se conocía estando ahí en medio», admitía Galán al presentar los primeros frutos del Proyecto Djehuty. Por una vez en la testimonial egiptología española, la financiación no es problema. El dinero lo pone Telefónica. Galán prefiere no dar cifras pero tiene asegurado el suministro para al menos cinco años de excavaciones -sus responsables ya empiezan a pensar en una década-. Es, desde el principio y de forma premeditada, una apuesta por el sector privado. Ha escarmentado en cabeza ajena, las de egiptólogos españoles como Mª Carmen Pérez Die o Josep Padró, que penan durante años por el raquitismo de las subvenciones oficiales a sus sobresalientes excavaciones de Heracleópolis Magna y Oxirrinco, respectivamente. «Busqué financiación privada para tener recursos, comprar equipos y que pudiera venir gente. Tanto el proyecto de Mª Carmen como el de Padró dependen de ayudas públicas que siempre son cuatro duros», explica. Además de labrarse un nombre en la actual ciencia del antiguo Egipto, José Manuel Galán mira más allá. Pretende hacer del Proyecto Djehuty una referencia en la incipiente egiptología española, carente incluso de una licenciatura específica. Ponerla en un mapa dominado desde siempre por británicos, franceses y alemanes, y emular el «impulso Atapuerca» en la antropología de este país. «Los de Atapuerca no sólo han vendido su proyecto fenomenalmente bien, sino que revalorizan todo esa área de estudio y, en cierto modo, -reconoce- son el modelo que quiero seguir». De momento va ganando la batalla mediática. El proyecto dispone de una completa página web (www.excavacionegipto.com) que seguirá día a día las excavaciones.

tracking