En agosto se cumplen 60 años de la llegada de las religiosas a León
Las religiosas misioneras de la Madre del Divino Pastor, el nombre completo de las popularmente conocidas como Pastorinas, llegaron a León hace casi 60 años. El 9 de agosto de 1943 eran acogidas en las dependencias cedidas por el párroco de San Francisco de la Vega. Su misión era la enseñanza en un barrio que estaba en crecimiento al albur de las comunicaciones ferroviarias y de la actividad azucarera. Los locales que alquilaron en esta misma zona se quedaron pronto pequeños «por la gran demanda de alumnado», señala Josefina Juárez, quien con otras hermanas se ha ocupado personalmente de colgar en la web el origen de la provincia, la espiritualidad y las diferentes misiones que la integran. En 1945 se acogen a los beneficios de la obra sindical y con un préstamo de tres millones de pesetas iniciaron la construcción del colegio en el barrio de Pinilla, que también empezaba a recibir a los nuevos pobladores de la periferia urbana procedentes del campo y de los pueblos que en los años 50 se vieron desalojados por el agua de los pantanos. La subdivisión en seis provincias que se llevó a cabo en 1958 trajó a León la capitalidad de una de ellas un año después, lo que supuso la apertura de un centro de postulantado y noviciado. En la actualidad la provincia está integrada por 160 hermanas, de las cuales unas 40 están en las distintas obras abiertas en León. La escasez de vocaciones ha hecho enfocar su labor hacia los laicos, que en León han creado una asociación con el nombre de Ana Mogas para llevar a cabo la misión franciscana. Además de seguir con el colegio de Pinilla, trabajan como sanitarias en San Francisco y San Juan de Dios, regentan un hogar de niños protegidos por la Junta, atienden las parroquias de San Isidro, en León, y de Valderas, también tienen un centro en Benavides de Órbigo y casas en Carbajal de la Legua y Villafranca del Bierzo. La etnógrada Concha Casado ha colaborado en la catalogación de los fondos del museo, junto a una experta en encajes, el platero de Astorga y el restaurador Álfredo Álvarez, entre otros.