Turbulencias de color

Antonio Villa-Toro nació al lado de la mezquita cordobesa a mediados del siglo pasado. Estudio Bellas Artes en Sevilla en un tiempo en el que estaba de moda la pintura realista y en ella dio sus primeros pasos artísticos. Desde entonces el camino ha sido largo y el trabajo fructífero, aquel adolescente fiel seguidor de lo que veían sus ojos fue dando cada vez más valor a los ideas, a lo que en cada momento le sugería su imaginación. Así, tras un largo periplo que le llevo a repetir mil veces en su cuadros un rostro tan ambiguo como misterioso, que le servía de disculpa para mostrar un mundo de colores embriagadores, ha llegado a Las flores de la noche que ahora pinta en interminable sucesión y con la complicidad de un recuperado cubismo que apenas se esboza en sus obras. Villa-Toro presenta estos días en la Galería Sardón una muestra en la que se recoge el resumen de su trabajo en los últimos años. «Hace ya mucho tiempo que expuse en León, mas de diez años»; comenta el artista, «por ello he querido dejar patentes en esta exposición las distintas etapas por las que ha pasado mi pintura en este tiempo, en vez de dedicarla en exclusiva a la serie Las flores de la noche, en la que en estos momentos estoy completamente volcado». Confiesa Villa-Toro que el pintor histórico que más le gusta es Velázquez y que de «ahí vino mi primera etapa hiperrealista, que desembocó en un expresionismo peculiar y de ahí a la abstracción todo ha sido un devenir inesperado, yo nunca pienso como va a ser un cuadro, la obra va surgiendo espontáneamente. De cualquier manera, en los cuadros siempre se mantiene un rastro del pintor, cualquiera que estudie mi pintura puede ver mi caligrafía tanto en las primeras obras como en las que hago ahora». Mucho se ha hablado de los colores que transmiten los pintores mediterráneos o los andaluces, pero en la obra de Villa-Toro, el colorido es exuberante, en muchos casos deslumbrante. El vigor de la pincelada, la fuerza del gesto y la abundancia de materia, van más allá, nos sorprenden y nos aportan un universo de sugerencias. Aunque en sus últimas pinturas, en esas Flores de la noche, que pronto podrán verse en una exposición que el pintor realizará en la ciudad norteamericana de Los Ángeles, su paleta se ha contenido, y su gesto en también más comedido, quizá para transmitirnos un mensaje mucho más poético. En referencia a sus últimas creaciones nos cuenta: «Hace dos años estaba visitando una galería de arte de París, en un tiempo en el que hacía cuadros de gran tamaño y vi uno cuadro de apenas medio metro, de Gris, que era de un cubismo mágico. Me di cuenta que la magia también puede lograrse en los pequeños formatos. Entonces me plantee los retos de incluir el cubismo en mis obras y de hacer mis cuadros más pequeños, El resultado ha sido esta serie de Las flores de la noche. De la pintura de Antonio Villa-Toro ha dicho el escritor y dramaturgo Antonio Gala con sabia concisión: «En unas ocasiones predominan las lujosas gamas, en otras, la flameante turbulencia. Da igual, las dos son vías de una misma pasión».