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OPINIÓN Verónica Viñas

Entre arte y basura

Publicado por
León

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Contaba un pintor de vanguardia a su más íntimo círculo de amigos que en la última feria Arco algunos asistentes pasaban de puntillas junto a las obras, temiendo hacer el ridículo ante unas basuras colocadas en una esquina, ignorando si formaban parte del talento de un visionario artista o si, por el contrario, habían sido un simple descuido de la señora de la limpieza. Y es que se ha llegado a tal punto de perversión y licencia que ni los propios expertos saben a veces discernir el arte del más absoluto fraude. Una oveja viva atada a una cama o un montón de cascos de cerveza pueden aspirar a convertirse en obra maestra. Nada en contra; salvo que los caminos del arte son tan inexcrutables que un cuadro no se valora per se, es preciso conocer a fondo la trayectoria del autor para descubrir si es auténticamente falso o no. Justamente es en este difícil mundo de las nuevas tendencias, de la modernidad más absoluta, donde el Musac intentará abrirse camino y erigirse en vigía de Occidente, porque sus pretensiones van más allá de las estrechas fronteras nacionales, a juzgar por las primeras declaraciones de su máximo responsable, Rafael Doctor Roncero. Opinan los artistas locales más jóvenes junto a galeristas y políticos que el Musac no tenía otra opción. A estas alturas, sería imposible competir con los grandes santuarios del arte contemporáneo. De forma que el Musac será, antes que nada, un centro experimental, con el consabido riesgo de que nadie, salvo el autor de turno, pasee por sus amplias salas. Y es que, la Junta, tampoco lo ha puesto nada fácil. Con menos de dos millones de euros anuales, habida cuenta de los precios que se barajan en el mercado del arte, no hay ni para comprar las mencionadas basuras.