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Artistas, galeristas y políticos creen que el nuevo museo de Eras de Renueva no tiene más opción que apostar por las vanguardias para ser competitivo

El Musac quiere ser moderno

León

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Si Groucho Marx dijo que nunca pertenecería a un club que le aceptara como socio, los artistas leoneses no se mueren por «ingresar» en el Musac. Admiten, en principio, que las puertas del edificio de Eras sólo dejen paso a creadores de vanguardia, pero la juventud no les parece suficiente requisito. Las comparaciones con el Patio Herreriano son inevitables, porque Valladolid posee una de las mejores colecciones de arte contemporáneo. La apuesta de Rafael Doctor Roncero, recién nombrado director del Musac, ha sido clara: nuevos creadores y últimas tecnologías; una filosofía resumida en la frase: «Un museo del siglo XXI». El concejal de Cultura del Ayuntamiento de León, Javier García Prieto, intuye lo que no debe ser el Musac: «En ningún caso, algo convencional, porque no aportaría nada». En su opinión, «el proyecto tiene suficiente financiación y criterios como para convertir a León en referente de las vanguardias». Para Prieto es prematuro establecer afluencias de público, todo depende -dice- de las exposiciones temporales, «tan importantes como el fondo estable, que tardará años en constituirse». De hecho, el Musac irá de compras la próxima semana a la feria Arco de Madrid para adquirir las primeras obras. Más crítico, José María Rodríguez de Francisco, portavoz de la UPL en el Ayuntamiento, acusa al consejero de Cultura, Tomás Villanueva, de ser «el alma negra de la colección del Musac». El líder leonesista apela a la Ley de Museos de Castilla y León y recuerda que hay un museo y una colección en singular. «Tenemos el continente y el Patio Herreriano el contenido. Si somos comunidad para todo, el Musac es el de León, no los de Salamanca o Valladolid. Si el Musac estuviera en Valladolid, León no tendría el Patio Herreriano». El candidato a la alcaldía por el PSOE, Francisco Fernández, considera acertado que el Musac tenga ideas innovadoras y apoye a los jóvenes artistas, pero puntualiza que, «un museo de la importancia que se pretende, también debe tener artistas y exposiciones relevantes y atrayentes. Las dos cosas son compatibles». El pintor Ramón Villa se muestra encantado con los planes de Doctor Roncero y abunda en la tesis de que «museos con Picassos hay en toda España, incluido el Patio Herreriano». Consciente de la complejidad de asimilar las últimas vanguardias por el gran público, propone «educar al espectador», que el Musac tenga también un papel docente. Villa intuye que no tendrá cabida en este museo, «ni tengo interés ni estaba entre mis ilusiones». La propietaria de la galería Ármaga, Asunción Robles, cree que el Musac tiene que ser diferente a todos los ya constituidos, porque «no vamos a superar ni a los clásicos ni a los contemporáneos». Acepta que los jóvenes creadores tengan prioridad, pero pregunta: «¿Quién los va a valorar y con qué criterio?». Añade que también un viejo creador puede ser muy interesante. El artista Carlos Cuenllas sabe que los pintores y escultores de primera fila conectan más con la gente. Le parece igualmente válido que el Musac acoja a firmas de la talla de Chillida o Tàpies como a nuevos creadores, «todo depende de cómo se desarrollen esos enfoques. Se puede traer a consagrados y hacer una chapuza de exposición y al contrario». En principio, Cuenllas da un margen de confianza al Musac y, personalmente, confiesa que «no me muero por exponer en él». Karlos Viuda, una de las grandes promesas del arte en esta provincia, tiene las ideas muy claras: «Hay que apostar por la calidad, sea pintura tradicional o contemporánea». Le ilusiona que el Musac abrace las tendencias más innovadoras, pero considera que, para conectar con el público, debe contemplar visitas guiadas, exposiciones divulgativas y ciclos documentales. Ignora si su obra tendrá cabida en el Musac, porque está más centrado en el trabajo que en el aspecto comercial de su obra. El escultor Amancio González considera que el director del Musac ha elegido la única salida posible. «Los grandes creadores son inaccesibles, por presupuesto y por escasez de obra». Aunque el Patio Herreriano pueda presumir de tener a números uno, «no posee, ni mucho menos, obras significativas de estos creadores». El Musac, dice, «tiene un problema. Si no se orienta bien, no le veo futuro». La obra de Amancio González es tradicional, por lo que intuye que no tendría sentido exponerla en el Musac. El galerista Carlos de la Varga, director de Tráfico de Arte, una de las salas más innovadoras de la ciudad, considera que los planteamientos del Musac son sugerentes y rejuvenecedores y que traerán frescura a una ciudad como León. Anticipa que puede ser un punto de referencia para el arte joven. Aclara que no hay que confundir artistas reconocidos con famosos y, en este sentido, afirma que hay muchos de primera fila con los que puede operar el Musac. «La oferta de los consagrados del siglo XX está muy cubierta. Lo que aquí se propone llena un vacío en el panorama nacional».

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