Diario de León

El prestigioso pianista Joaquín Achúcarro ofrece esta noche un concierto en el Auditorio acompañado por la Orquesta Sinfónica Pablo Sarasate

El Maestro y Beethoven

El pianista Joaquín Achúcarro, uno de los grandes maestros de nuestro tiempo, en una foto de archivo

El pianista Joaquín Achúcarro, uno de los grandes maestros de nuestro tiempo, en una foto de archivo

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - LEÓN.
León

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Hay programas que por sí solos merecen toda la atención porque son el reflejo de épocas y estéticas bien definidas, que han prevalecido a lo largo de los siglos entre las preferencias más referenciales de todo melómano que se precie. El que esta noche nos ofrecen la Orquesta Pablo Sarasate dirigida por Ernest Martínez en el Auditorio, (a 20 euros platea y 15 anfiteatro), a partir de las 20.30 horas, es uno de esos conciertos que llaman la atención no sólo por la calidad de las obras que se ponen en atril sino por la categoría de sus intérpretes. Intérpretes que, como en el caso de Joaquín Achúcarro, son parte viva de la historia del pianismo universal y guía y espejo en donde mirarse muchos de los intérpretes consagrados porque son los últimos maestros de una estirpe que enlaza con las escuelas pianísticas más depuradas del pasado. Los aficionados que hoy quieran encontrarse con ese pasado cercano, con esa música de siempre que atrapa con sólo escucharla y con ese maestro de maestros que es Achúcarro, a buen seguro que no quedará defraudado porque se van a encontrar con un maestro y unos interpretes que crean música en el sentido más acabado de la palabra y la saben trasmitir a cualquier auditorio por muy lejano que esté del clasicismo de salón. Beethoven y Dvorak son dos autores que no requieren preparación previa para su escucha, ya que llegan con poco que el oyente esté familiarizado con la música en general. A ellos es a los que más se les ha copiado, adulterado, tergiversado y masacrado bajo todos los ritmos, estéticas y estilos diversos y sus melodías forman ya parte de la vida cotidiana porque la televisión, la radio y las salas de música menos culta, se encargan de vendérnoslas bajo el celofán de lo actual hecho especialmente para el consumidor de hoy. El que hoy tengamos el privilegio de disfrutar de un Beethoven como el de la obertura Egmont, o el del concierto nº5 Emperador, para piano y orquesta, servido por una figura de la talla de Achúcarro y por si fuera poco, como colofón, podamos viajar a ese Mundo Nuevo que Dvorak nos ha pintado con fino trazo y fuerza arrolladora en su Sinfonía nº 9, es algo difícil de valorar a la vez que el mejor modo de acercarnos a uno de los grandes pianistas del siglo. Como director de estas obras así como de la joven Orquesta Pablo Sarasate figura el catalán Ernest Martínez, quien estudió composición con Antoni Ros Marbá. Paralelamente a su labor como compositor inició la de director con la creación del grupo Barcelona 216, especializado en el repertorio de cámara contemporánea. En 1988 obtiene la plaza de director asistente de Jesús López Cobos en la ONE y un año más tarde, gracias a una beca, se traslada a París para trabajar como asistente de dirección del Ensemble International.

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