El pintor asturiano Eugenio G. Granell expone sus obras, con interesantes reproducciones de diversos rincones leoneses, en la Galería Bernesga
La gris aventura de la soledad
Federico G. Granell llega a León lleno de ilusión, es un pintor joven y con consolidados fundamentos fraguados en una completa formación académica. Su estilo, que él define como «un moderno impresionismo influenciado por el realismo norteamericano», le lleva a realizar unas obras en las que se ven retratados fríos paisajes urbanos con cielos plomizos y una inquietante atmósfera de profunda soledad. A propósito de los escenarios que recogen sus cuadros comenta que, «a pesar de preferir los rincones urbanos, ya que me considero un hombre de ciudad, me gusta que mis cuadros contengan siempre una mención a la naturaleza, por eso la continua referencia a parques y jardines». Y en estos grises escenarios, entre antiguos sillares y cuidada floresta, Granell incluye siempre la figura humana, una y otra vez las personas desfilan por sus cuadros como seres anónimos encubiertos por la niebla y la lluvia y difuminados por el movimiento. Reconoce el artista que su nacencia asturiana le ha marcado en cuanto al color, «grises, azules y últimamente he incluido una gama de ocres que aportan una nota más calida a mis trabajos», Eugenio G. Granel, ha estudiado Bellas Artes en Salamanca y ha ampliado sus conocimientos en Inglaterra e Italia. «Creo que conocer otros países ha sido muy importante para mí. La visión clásica del arte que me ha aportado el periodo que viví en Roma y Milán, sirve de base a muchos de mis argumentos. Pero quizá sea mi estancia en Londres la que mas relevancia ha tenido, ya que allí se inventan las últimas tendencias del arte europeo. En Londres se contempla el quehacer artístico con una libertad absoluta y esto es muy importante para un pintor ávido de conocimientos que está comenzando su carrera». Paisajes de la capital leonesa y de algunas ciudades asturianas, son la base de la exposición que estos días presenta en Bernesga, muestra en la que predomina un nostálgico sentimiento de soledad expresado con soltura en una pintura que, comenta, está en plena evolución y que cada vez contiene más elementos informalistas. Se muestra, así, como ganador de una apuesta por la buena pintura, sin mistificaciones, con una personalidad definida y unos logros artísticos de profundo calado.