Los cirujanos de las cristaleras
El deterioro de las vidrieras es visible
Desde hace más de dos años el Taller de Vidrieras que dirige el maestro Luis García Zurdo aguarda una subvención de la Junta para reanudar los trabajos de restauración. El taller, propiedad de Cabildo y financiado por el gobierno regional, lleva a cabo una labor impagable en la conservación del mayor tesoro de la Catedral: sus valiosos vitrales; únicos en todo el mundo. Con la paciencia de artesanos medievales y siguiendo los métodos clásicos, los miembros del equipo que dirige García Zurdo son auténticos «cirujanos» restañando las heridas que hacen peligrar la supervivencia de las vidrieras más antiguas (del siglo XV). Con ayuda de una empresa, llevan a cabo la difícil misión de desmontar las cristaleras del templo; posteriormente, aplican un tratamiento de limpieza en seco -sin abrasivos ni productos químicos-. Una labor que exige precisión y tiempo, para eliminar las costras de suciedad y óxido y los inevitables zarpazos del tiempo. Restañan grietas y fijan la capa pictórica desprendida. En los dos años que el taller lleva clausurado por falta de presupuesto, los trabajadores han tenido que buscar otros empleos. Ahora están a la espera de que lleguen los prometidos 324.546 euros para reanudar la salvación de las vidrieras.