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El periodista argentino Ricardo Parrotta descubre el perfil más desenfadado del heredero de la Corona

El Príncipe, en zapatillas

Un libro de Parrotta desvela algunos secretos de Felipe de Borbón

Publicado por
Tomás García Yebra - MDRID.
León

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Con paciencia y dedicación, el periodista Ricardo Parrotta (Buenos Aires, 1953) ha ido acumulando cientos de anécdotas en torno la figura del heredero de la Corona. Con este material ha confeccionado Las mejores anécdotas del Príncipe, un libro que revela el lado más desenfadado y, en ocasiones, polémico, de don Felipe de Borbón. Parrota habla de los amigos del Príncipe -«los más fieles y los otros»- su relación con Isabel Sartorius y Eva Sannum, sus afinidades y discrepancias con el Rey y la Reina, las pequeñas y grandes diferencias entre el padre y el hijo, la lista de pretendientes que quieren convertirse en reina de España, los gustos del Príncipe, sus aficiones, su manera de ser y de comportarse... Una de las anécdotas que recoge el libro -y que un su día fue muy difundida- ocurrió cuando el Príncipe tenía ocho años. «Felipe llegó, como todos los días, a las cinco y media de la tarde a La Zarzuela. Pero no entró contento. Corrió a encerrarse en su habitación. Doña Sofía acudió inmediatamente para ver qué le sucedía al hijo. El pequeño le explicó que uno de sus compañeros cumplía años, pero que no le había invitado a la fiesta. Inmediatamente, doña Sofía cogió el teléfono y llamó a la casa del compañero de su hijo. «Verá, mi hijo Felipe está muy triste porque no le han invitado a la fiesta de cumpleaños. ¿A usted le importaría que asistiera?». La señora, tras disculparse en todos los idiomas, dijo que no le habían invitado porque «no sabíamos cómo se tiene que invitar a un Príncipe». Una de sus grandes aficiones es la fotografía (al igual que su madre). También las motos, los coches y las películas de Woody Allen. El autor menciona algunas de las frases del genial cineasta que el Príncipe reconoce como sus predilectas. «El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores». «No quiero alcanzar la inmortalidad mediante mi trabajo, sino simplemente no muriendo». «Cuando una persona ayuda a un criminal a cometer un crimen, lo llamamos cómplice... Si lo ayuda después de haber violado la ley lo llamamos abogado». En uno de los capítulos hace un estudio comparado entre el Rey y su hijo. «Don Juan Carlos: de niño era bastante gamberro. Don Felipe: de niño era bastante caprichoso. Don Juan Carlos: es un gran improvisador. Don Felipe: piensa más. Don Juan Carlos: utiliza muchos refranes populares en la conversación. Don Felipe: casi nunca».

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