Análisis de la violencia familiar

Las tensiones familiares, que a menudo estallan en dolorosos episodios de violencia doméstica, son utilizadas por el dramaturgo chileno Benito Escobar Vila para trazar una completa radiografía del dolor, la intolerancia y el odio. Valorado como uno de los escritores más brillantes de su generación, el autor ha urdido una trama, protagonizada por un excelente cuarteto de actores, que pretende hacer reflexionar sobre la condición del hombre moderno. Pedazos rotos de algo, título del texto, llega hoy, a las 21.00 horas, al Ateneo Cultural de El Albéitar (con entradas a cinco euros) de la mano de la compañía madrileña Teatro de la Esquirla, un colectivo fundado en 1996 que centra sus propuestas en el trabajo actoral y en la búsqueda de nuevos lenguajes escénicos. Su particular y contemporánea condición del drama, patente en todos sus montajes anteriores, vuelve a ser elemento fundamental de una propuesta que cuenta con la dirección de Vicente León. Carlos Martínez, Mª José Puebla, Marcos García y el propio Vicente León, son los protagonistas de una obra en la que vemos a un hijo atormentado por el pasado, una madre que huye de la realidad refugiándose en los recuerdos y un padre que se niega a aceptar su propia existencialidad. En este explosivo triángulo humano, desbordado por la angustia y la desesperación, se introduce un cuarto personaje que ejerce como maestro de ceremonias del horror buscando la reacción del público. Un sátiro manipulador que busca la complicidad de la audiencia haciéndola partícipe de un dolor que no siempre nos es ajeno. Tras haber presentado, en colaboración con el madrileño Teatro Pradillo, obras como Cuarteto, de Heiner Müller, Macbeth, de William Shakespeare, Combate de negro y perros, de Bernard Meriè Koltés, o El amante, de Harold Pinter, Teatro de la Esquirla prosigue desarrollando una trayectoria artística marcada por el compromiso y la innovación dramatúrgica. Impregnada de una gran intensidad plástica y emocional, la obra que esta noche llega a El Albéitar propone el dolor como motor de la acción. No dejará indiferente.