Norah Jones arrasa con ocho estatuillas en los Grammy con una música que combina jazz y pop

Una sorprendida y feliz jovencita llamada Norah Jones fue la gran triunfadora de los Grammy de este año. Ocho gramófonos reconocieron la suave combinación de jazz y pop de su álbum Come Away With Me. Menos contentos quedaron los fans de Bruce Springsteen, que aunque ganó tres premios se quedó muy lejos del triunfo arrollador que le otorgaban los pronósticos. También contra lo previsto, a lo largo de la ceremonia no hubo casi pronunciamientos contra la guerra. Norah Jones es una guapa y dulce neoyorquina que a pesar de tener sólo 23 años está muy lejos de la sensibilidad musical frívola y simétrica de la que vienen haciendo gala muchas de las nuevas estrellas de su generación. Lo de Jones es otra cosa, realmente más cerca del jazz que del pop, y con una propuesta estética muy diferente a la que acostumbran a vender sus contemporáneos, crecidos en la rapera, confusa y ruidosa década de los noventa. No cabe duda que el hecho de ser hija del gran maestro indio del sitar, Ravi Shankar, y de la productora de conciertos de Nueva York, Sue Jones, ha permitido seguramente a Norah poder combinar con acierto los dos lejanos mundos musicales de sus progenitores. Con su álbum debut, Come Away With Me se ha metido a la crítica internacional en el bolsillo, y es que nadie puede discutir la calidad de una de las voces más hermosas surgidas con este nuevo siglo XXI. Norah Jones fue la protagonista de los Grammy 2003 -que se entregaron en Nueva York después de cinco años de exilio en Los Ángeles- siendo premiada nada menos que con ocho gramófonos. Su Donït Know Why fue reconocida como mejor canción y mejor single, mientras que Come Away With Me obtuvo los galardones correspondientes a mejor álbum del año, mejor álbum de pop, trabajo de grabación en estudio y mezcla. La joven ha sido considerada, además, la mejor cantante pop femenina, así como la artista revelación del año. El triunfo de Jones resultó impresionante, teniendo en cuenta que logró imponerse en todas las categorías en las que estaba nominada. La apoteósica noche de Jones empañó los tres premios que alcanzó Bruce Springsteen, uno al mejor álbum de rock y dos a la canción que da título al disco, The Rising. Sus numerosos fans pensaban que estos Grammy iban a ser un caluroso homenaje a «El Jefe», no sólo por su extraordinaria y larga carrera, sino también porque en The Rising se posiciona como patriota liberal reflexivo del papel que los atentados terroristas del 11 de septiembre han jugado en la muy dañada conciencia colectiva de los ciudadanos norteamericanos. La gala de los Grammy se celebró precisamente en el Madison Square Garden, muy cerca del destruído World Trade Center y no demasiado lejos del lugar donde nació y creció Bruce Springsteen, Nueva Yersey, la hermana ciudad de Nueva York. «The Boss» cerró la gala con un emotivo homenaje a Joe Strummer, el fallecido vocalista del grupo británico The Clash, cuyo mítico London Calling sonó con fuerza en el Garden neoyorquino. A Springsteen le acompañó en la interpretación de este tema Elvis Costello, que fue uno de los mejores amigos que tuvo Strummer. Se creía que Springsteen manifestaría su opinión sobre la crisis de Irak, pero no fue así. En realidad, casi nadie quiso decir esta boca es mía en tan peliagudo asunto.