Diario de León

Caja España proyecta hoy y mañana 22 cortos producidos por este cineclub

El Candilejas rescata su cine

Un fotograma de un corto producido por el Cineclub Candilejas

Un fotograma de un corto producido por el Cineclub Candilejas

León

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Franco tenía los días contados. Era la primavera del año 1974 y en León acababa de celebrarse la semana de la juventud, auspiciada por el Obispado. Antonio Trobajo, uno de los sacerdotes de la progresía que comenzaba a surgir en el seno de la Iglesia, sería receptivo a las demandas de unos jóvenes insatifechos por la cultura oficial. El 11 de mayo de aquel año, en el salón de actos de los Maristas, nacía el Cineclub Candilejas, con cinco mil pesetas por todo capital. Tras semanas de fatigoso papeleo y de franquear la hostilidad de la censura, el 1 de octubre tenía lugar la primera proyección: El ángel exterminador, de Luis Buñuel. El éxito fue tal que en poco tiempo el Candilejas atraería a 3.000 socios. En tres años, por la pantalla del salón de actos del Colegio Menor Jesús Divino Obrero se pasaron más de 300 películas, todas de «arte y ensayo» -según la denominación de la época- y ello pese a que León vivía un momento «dorado». No había llegado aún la crisis del cine y el cierre de salas. Recuerda Trobajo, entre los principales «activistas» de aquel cineclub que marcaría profundamente a varias generaciones, a Pedro Manjarín y a Alejandro, dos jóvenes estudiantes que aportaron toda su experiencia madrileña en la puesta en marcha del Candilejas. «El alquiler de las películas nos costaba entre 6.000 y 11.000 pesetas», que se financiaban íntegramente con las entradas que pagaban los socios. Pero pronto los propietarios de las salas comerciales intentaron boicotear el proyecto. El presidente del sindicato del espectáculo, propietario de los cines de Trobajo y La Virgen y tío del alcalde Juan Morano, llegó a denunciarles por competencia desleal. Sin embargo, el Candilejas siguió adelante. A principios de los ochenta, el cinceclub deriva en una asociación cultural, aunque conservando el mismo nombre. De meros espectadores, algunos socios se convierten en improvisados directores. Es la época del súper 8 y de los vídeos. Gonzalo Bayón está en esos momentos en la presidencia del Candilejas, que organiza numerosos cursos y convocatorias de guiones. Los interesados reciben financiación y el equipo humano y técnico. El resultado: una treintena de cortometrajes. El Centro Cultural Caja España recupera ahora aquel material prácticamente inédito. Hoy y mañana -a las ocho de la tarde y con entrada libre- se proyectan 22 cortos, realizados entre 1982 y 1988, rodados en parajes leoneses y por directores y «actores» locales. El Candilejas forzaría al resto de las salas a proyectar filmes «vetados» hasta entonces por poco comerciales. Así, el Cine Mary organizaría ciclos de arte y ensayo y el Abella intentaría «contrarrestar» la programación del Candilejas con películas de autor. Trobajo no ha olvidado la «escandalera» que provocó El acorazado Potemkin, de Eisenstein. «Teníamos todas las licencias, pero para algunos era una película que venía del marxismo». En febrero del 77 el Candijas vivía su primera gran crisis. Jesús Divino Obrero les niega la sala y tienen que cerrar. Pero Radio Popular les concede muy oportunamente uno de los tres premios «Distinguidos», junto a la Capilla Clásica y al grupo teatral Grutélipo. En la entrega del premio, Trobajo pide un lugar decente para la cultura. El entonces alcalde, José María Suárez, capta el mensaje y habilita el primer presupuesto para cultura. El colegio les readmite y el Candilejas continúa su andadura. Hoy mantiene el nombre aunque la actividad es prácticamente nula.

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