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El pintor Manuel Sierra hace un llamamiento a la «reflexión» a los vecinos de la comunidad de Trobajo del Camino que quieren borrar un mural suyo

Una paloma en busca de indulto

León

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«Que reflexionen sobre lo bueno que contiene el mural público y cómo beneficia al espacio que ellos transitan». Con estas palabras el pintor Manuel Sierra invita a la comunidad de propietarios del inmueble de la calle de la Victoria, número 5, de Trobajo del Camino, a recapacitar sobre la decisión de borrar con pintura blanca el mural realizado en un taller del curso de verano sobre Derechos Humanos, Globalización y Educación para la paz que se celebró en julio del 2002. Sierra se mostró ayer «perplejo» por la polémica desatada meses después. «Yo no entiendo de propiedad vertical, pero si hubo un fallo en la tramitación del permiso, que es discutible porque tenemos el consentimiento del inquilino, la colectividad de ese conjunto debe pensar las cosas sin reparar tanto en las formalidades». La agrupación de San Andrés de Izquierda Unida es la inquilina del local en cuya pared se desarrolló el alegato pictórico a favor de los Derechos Humanos, con la participación incluso de algunos de los vecinos e hijos de los propietarios, según señala el profesor Enrique Javier Díez Gutiérrez, director del curso de verano. El pintor Manuel Sierra explica que rechazó plasmar el mural proyectado en la pared del colegio público Trepalio, para lo que tenían el permiso del Ayuntamiento de San Andrés, «porque era una pared muy bajita y técnicamente no era nada buena». Sierra defiende un concepto de muralismo como pintura «pública y exterior». El mural -alega- tiene una «función pública para establecer una dialéctica con transeúntes para mejorar la vida cotidiana, tan falta de color». También destaca el hecho de que se optó por un lugar en la periferia «y no en el cogollito de León, que parece que es por el único sitio por donde circula el arte». «Me alarma que en todos estos meses la comunidad de propietarios no haya tenido otra cosa en qué pensar, con las cosas que nos están envolviendo y preocupando», añadió el pintor respecto a la postura de los vecinos de ordenar borrar el mural. Sierra, un pintor comprometido, señala que el contenido del mural «es inocente» y puede leerse en clave pacifista frente a la amenaza de guerra que pesa sobre Irak. «Si yo tuviera que pintar hoy sobre la paz, seguramente pintaría calaveras», agregó el pintor. «La pared es propiedad de la comunidad y estos señores han pintado sin la autorización de nadie», explicó el presidente de la comunidad de propietarios. Octavio Sierra señaló que «ahora estamos en un compás, pero tenemos un acta que no podemos ignorar en la que se ha decidido borrarlo por votación», si bien reconoció que ésta fue muy ajustada. Según su versión, la comunidad se reunió al cabo de un mes de estar hecha la obra y desde entonces se han mantenido reuniones con representantes del curso de verano y de Izquierda Unida. El presidente de la propiedad se mostró descontento con el trato recibido por parte de los inquilinos a quienes acusa de «amenazas y coacciones». «Nos han dado largas y nos han toreado porque nos dijeron que si no nos gustaba no había ningún problema en quitarlo», añadió. El administrador de la casa y el presidente advirtieron a los organizadores en un escrito que esperarían hasta el 13 de marzo para que el mural desapareciera de la pared comunitaria. De no hacerlo, la comunidad lo borraría y posteriormente reclamaría su coste a la organización del curso de verano, convocado por la Universidad de León y el Ayuntamiento de San Andrés. Sin acuerdo ni negociación La comunidad rechazó así la oferta del director del curso, Enrique Díez, de alcanzar «un acuerdo con esa comunidad para buscar una solución de «mutuo acuerdo» y «negociada» y «sin que gasto alguno a ninguna de las partes». Díez se queja también de la actitud del Ayuntamiento de San Andrés al no defender, como pidieron por escrito, la conservación «de este bien artístico por su interés público».