...Y llegó la bestia

Manel Scania, Manel Leviathan, Leviathan... el monstruo fue decantándose a través del arte. Se combinaron el cómic, la ilustración, el dibujo académico y la vieja pintura tradicional. Se hizo presente a través de colores, bestias y mujeres; engendros mecánicos y mujeres; luces, sombras y mujeres; miradas incendiarias, cuerpos que excitan la imaginación, aviones tiburón, el dinámico correr de un galgo que intenta llegar donde otros ni imaginaron... y mujeres. Leviathan es un valenciano de larga melena, joven y tímido, que esconde su mirada tras unas gafas negras. Es un artista con glamour, un pintor de trazo seguro, de ideas claras, de colores muy personales (hasta el punto de que fuerza su paleta para hermanar la siempre difícil sintonía del rojo y el verde), un ilustrador... Sus obras (acrílico sobre lienzo, serigrafías, litografías, dibujo) hay que verlas con un fondo musical, requieren el punteo desgarrado de una guitarra eléctrica, el ruido de los tambores y una melodía que siga el vuelo las cadenciosas líneas de sus mujeres. Rock & roll para mover la salvaje belleza de esos cuerpos femeninos que danzan indolentes en un electrizante fondo rojo, o sobre un misterioso telón negro. «Dominación, soberbia, Babilonia, pecado, dulce pecado», ha señalado alguien a propósito de Leviathan, un artista emprendedor, nacido en el seno de una familia de pintores, que es propietario de un estudio de imagen gráfica y de una marca de ropa que lleva su nombre. Hay quien le considera un demonio y quien lo clasifica entre los clásicos. Dicen que su obra está anclada en el dorado esplendor de las décadas de 50 y los 60. El artista nos cuenta que tiene una deuda con los mejores dibujantes americanos de tebeos y no lo disimula. Afirma que al dibujar le gusta copiar del natural, que sus modelos femeninas son sus amigas y que apenas ha hecho algunos pinitos en el mundo del cómic. Confiesa que no sabe qué hora es y que no le importa, que el día se hizo para dormir y la noche para crear. Y hasta aquí hemos llegado, si quieres una visión de primera mano contempla sus obras en Elektra Cómics, en la calle Comandante Zorita. Ten cuidado, la bestia puede devorarte.