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La ceremonia de entrega de las célebres estatuillas se celebrará el domingo en el teatro Kodak de Los Ángeles entre fuertes medidas de seguridad por el conflicto con Irak

La guerra de los Oscar

La seguridad será la principal protagonista de la 75 edición de los Oscar,

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Rocío Ayuso - LOS ÁNGELES.
León

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«No puedo ni imaginarme un acto más seguro que lo que ya es», subrayó a la prensa John Pavlik como encargado de comunicación de la gala de los Oscar. Son palabras corroboradas por el productor del acto, Gil Cates, dispuesto a asistir el domingo a la ceremonia con su familia, como muestra de la confianza que tiene en la seguridad del evento. Sin embargo, la Academia no quiere correr riesgo alguno, reforzando su vigilancia sobre la ya establecida el pasado año en el teatro Kodak de Los Ángeles, sede de la velada. Si la 74 edición de los Oscar tuvo que superar los temores de organizadores e invitados tras los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001, en esta edición la guerra es la que ensombrece el acto. Fuentes de la Academia han confirmado que habrá más de setecientos guardias de seguridad trabajando conjuntamente con agentes de la policía de Los Ángeles, fuerzas especiales de este mismo cuerpo, bomberos y la patrulla de carretera, así como agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI). Como aclaró la portavoz de la policía federal, Laura Bosley, es un despliegue habitual en los últimos años, aunque este año hay nuevas medidas de seguridad que prefirió guardar en secreto. También se instalará un mayor número de detectores de metales y controles dentro del recinto, junto con el cierre de un área urbana aún más amplia alrededor del teatro, de acceso muy limitado. Esta última medida, que entra en vigor hoy, quiere proteger el paso de las estrellas por la alfombra roja y evitar la presencia de manifestantes, de una u otra tendencia, aprovechando la popularidad del acto para dar a conocer sus ideas. «Al parecer, unos 2.000 manifestantes están dispuestos a hacerse oír, pero no será en los alrededores del teatro», puntualizó el capitán de la policía Mike Downing en referencia a una manifestación prevista para esa jornada y emplazada unas calles más abajo. Allí también está convocada una manifestación en apoyo a la política del presidente estadounidense, George W. Bush, pero Downing recalcó que la consigna para el domingo «es que la velada sea extremadamente segura». A pesar de todas estas garantías, el efecto de la guerra contra Irak se está dejando sentir incluso antes de su comienzo. Estas bodas de diamante del Oscar tenían prevista por primera vez en quince años la presencia del modisto Giorgio Armani, encargado de vestir cada año a algunos de los nombres más destacados de la industria, como Jodie Foster, Michelle Pfeiffer, Robert De Niro, Meryl Streep, George Clooney y Benicio del Toro, entre otros. Sin embargo, el diseñador italiano ha sido el primero en aplazar su viaje, cancelando de paso una de las festividades previas al Oscar. Además, aún está en el aire la celebración de una fiesta, con Sharon Stone como anfitriona, en honor al 75 aniversario del Oscar.