Hubbard: «Tal vez me quede en España, en mi país los políticos han perdido la razón»

Sonriente y con aire de jugador de béisbol apareció ayer Freddie Hubbard en la rueda de prensa convocada en el Auditorio, junto a dos compañeros del grupo que lidera y que en anoche ofrecieron una de las sesiones del mejor jazz escuchado por estas latitudes. Muy crítico con el sistema actual de jazzistas a los que acusa de venderse al marketing más despiadado, Hubbard abogó por un jazz clásico, sin tanta fusión de estilo ni tanta mentira envuelta en el celofán de la mercadotecnia. «Creo que lo músicos actuales adolecen de una escuela determinada, de un estilo propio y de una sinceridad a toda prueba ante los fraudes en los que se ve envuelto el jazz actual. No hay más que mentirosos de la trompeta a los que habría que volarles las narices». Seguro y relajado, Hubbard confesó que estaba pasando por un excelente momento creativo y artístico. «Me encuentro ahora mucho más fuerte que hace dos años y eso se nota en mi sonido. Además como toco lo que siempre he tocado y me acompaña esta magnífica banda, me encuentro en un momento excelente. Tras mi problema labial, en que tuve que dejar de tocar prácticamente, he vuelto mucho más fuerte, tal vez no tan alto, pero sí en los niveles intermedios, en los que me encuentro más cómodo». Preguntado por el tema más candente en estos momentos de guerra, Hubbard se despachó a gusto contra el sistema diciendo que se encontraba muy inseguro en su país, «porque allí la sicosis de la guerra y, sobre todo del 11-S, está muy caliente y eso se nota en las personas. En España me encuentro muy bien. Vine por primera vez en los años sesenta con varios grupos y luego con el mío y siempre fui muy bien acogido. Realmente me encuentro a gusto aquí, sin esa sicosis de la guerra ni de que cualquier día puedes no levantarte. Tal vez me quede a vivir aquí, porque en mi país los políticos han perdido el Norte». Es la primera vez que actuaba en León, una ciudad que le gusta y en la que los aficionados, como sucede en toda ciudad pequeña, «son más auténticos que en las grandes urbes, donde la masa confunde».