Diario de León

Cada ganador de un Oscar dispondrá de 45 segundos para expresarse sobre cualquier tema, incluida la invasión de Irak

Un lugar para la protesta

Un operario prepara el escenario en el que tendrá lugar la ceremonia de entrega de los Oscar

Un operario prepara el escenario en el que tendrá lugar la ceremonia de entrega de los Oscar

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Rocío Ayuso - LOS ÁNGELES.
León

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La entrega de los Oscar se ha convertido a lo largo de su historia en un importante foro político, una tentación que parece aumentar en tiempos de guerra como el actual con el inicio del conflicto contra Irak. Como ha recordado Gil Cates, productor de esta ceremonia prevista para el próximo domingo, «los ganadores tendrán 45 segundos y pueden decir lo que quieran decir». «Preferiría que dedicaran ese tiempo al premio que han ganado, pero es su tiempo y este es un país libre», ha indicado a la prensa. Es una decisión difícil porque como recuerda Emanuel Levy, autor del libro All About Oscar, «aunque la mayoría de los artistas creen que la política debe de mantenerse al margen de los Oscar, en la práctica esta separación es imposible de conseguir». «Es un dilema entre la necesidad de libertad de los artistas y el deseo de la Academia de neutralizar la ceremonia de los Oscar», asegura. Ed Harris, candidato en esta edición al premio como mejor secundario por su trabajo en The Hours, ha dejado clara su posición en caso de victoria. «Sé que no es un foro político, pero uno tiene que decir lo que siente y en mi caso no creo que pudiera evitar un llamamiento por la paz», indicó. El documentalista Michael Moore, favorito gracias a su filme Bowling for Columbine centrado en el uso y abuso de las armas en Estados Unidos, ha constatado en cada premio recibido en las últimas semanas su posición contraria a la guerra, algo que posiblemente repetiría en caso de subir a recoger el Oscar. El también documentalista español Vicente Franco aseguró que si sube al escenario, aprovechará la oportunidad para expresar que «la guerra no trae la paz». Dado que esta parte de la ceremonia no está ensayada, es imposible de predecir cómo utilizará el ganador esos segundos de fama. Así, Jeremy Larner, guionista de El candidato, ridiculizó a Richard Nixon. Vanessa Redgrave encomió a «luchar contra el antisemitismo y el fascismo», Oliver Stone dedicó su premio a «los hombres en prisión» y Richard Gere apeló en favor de un Tibet libre.

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