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Un premio que compensa toda su trayectoria literaria

Publicado por
Efe - VALLADOLID.

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La escritora leonesa Elena Santiago, galardonada con el Premio Castilla y León de las Letras 2002, recibió esta distinción como una compensación personal «a toda una vida dedicada a la escritura, en la que ha habido caminos muy cuesta arriba porque realmente ha sido muy difícil llegar hasta aquí». «El mundo literario tiene muchos rincones oscuros contra los que me he chocado, pero no por ello he dejado nunca de escribir y así lo habría seguido haciendo aunque no hubiera conseguido este premio», añadió esta escritora que en 1977 publicó su primera novela, titulada La oscuridad somos nosotros, ambientada en la guerra y posguerra civil y con la que obtuvo el Premio Ciudad de Irún. La incomunicación humana, el vacío, la soledad y la frustración de los sentimientos no correspondidos son algunas de las constantes de esta narradora y poeta, asidua colaboradora de periódicos y revistas literarias, que en abril se estrenará como escritora para niños con el cuento Sueños de mariposa, que la editorial Everest publicará en su Colección Rascacielos. «Es la historia de siempre, la de la frustración y resignación, en este caso de una mariposa con alas negras que deseaba tenerlas amarillas», afirmó Santiago respecto a una historia «que partió de la idea de mi nieta Ana y que ilustrará Angeles Peinador». La escritora leonesa explicó que en su creación le han preocupado fundamentalmente «las ausencias que padecen quienes esperan un amor, es algo que siempre me ha impresionado mucho». En esta línea se sitúa su próxima novela, ya acabada, pendiente de publicación y titulada La muerte y las cerezas, que consideró «el libro más cuidado, trabajado con mayor intensidad e importante» que ha escrito hasta el momento, «quizá como ningún otro», apostilló respecto a esta historia. Cuenta la «infancia extraña» de un niño que piensa que se va a salvar cuando un día se enamore, pero en esta búsqueda se va a acercar a numerosas mujeres con un resultado «muy contrario al sueño que tenía», precisó Santiago. Destacó también, de su extensa producción, el poemario No estás (2001), editado por la Fundación Jorge Guillén y dedicado a su madre, «fallecida hace dieciséis años pero es que hasta ahora no he podido poner palabras a tantos recuerdos, sensaciones de ausencia y todo el vacío que me dejó su desaparición».