Cumbre de la pintura pop española

Eduardo Úrculo, «militante inevitable de la figuración», según se definió, fue uno de los máximos exponentes de la pintura pop española, un artista que en símbolos como los sombreros y las maletas retrató al ser humano itinerante. Nacido en Santurce (Vizcaya) en 1938 y asturiano de adopción, Úrculo encontró su destino en la adolescencia, cuando trabajaba como recadero en una empresa minera y contrajo la tuberculosis. En 1957 dibujaba cómics en el diario La Nueva España de Oviedo, y en 1958 hizo una exposición en La Felguera. Como consecuencia del éxito obtenido en esta muestra, obtuvo una beca para estudiar Bellas Artes en Madrid. Comenzó mostrando su visión trágica de España en unos cuadros de expresionismo negro, hasta que un viaje a Ibiza cambió su estilo. En la década de los setenta pasó de ser un pintor anónimo a un artista cotizado, cuyo tema central era la mujer, ~lo sagrado, la diosa madre y el erotismo, con una apuesta trasgresora en la que mostraba desnudos de culos jugando con su propio apellido; lo cual le acarreó incluso la censura del régimen franquista. Tras exitosas exposiciones como la que montó en Nueva York, a finales de los noventa dirigió su labor creativa hacia el mundo del cartel y de la escenografía.~ Desde sus inicios su obra protagonizó más de un centenar de exposiciones en España, Europa y América.