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Publicado por
León

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Su pasión desmedida por Egipto y los mitos del cine marcaron la vida exagerada de Terenci Moix, uno de los escritores más leídos y queridos de su generación, que este ayer perdía definitivamente su batalla contra la afección pulmonar que le castigaba desde hacía varios años. Iconoclasta e independiente, Moix fue uno de los autores más populares, prolíficos y vendedores de su tiempo, dueño de una extensa obra cuyo pilar fue el humor vitriólico y esperpéntico que destilaban todos sus escritos. Baluarte del sello Planeta, figurará en sus anales como el autor del título mejor vendido del gran premio comercial de las letras españolas. Vendió Terenci Moix más de un millón de ejemplares de No digas que fue un sueño (premio Planeta 1986), lo que convirtió al escritor en un indiscutible súperventas que colocaba más alto el listón del éxito con cada nueva entrega. Su obra dispar y marcada siempre por su ácido y crítico humor, bebió de dos manantiales fundamentales, el antiguo Egipto, al que retornarán sus cenizas, y los mitos del séptimo arte, fuente de inspiración constante. Una pasión que alimentó sin desmayo desde que en su infancia asistiera a una proyección de César y Cleopatra protagonizada por Vivien Leight. En las últimas semanas de su vida aún trabajaba en una nueva entrega de las serie que dedicó al las estrellas de Hollywood, Inmortales del cine de los años 60, continuación de las dedicadas las décadas de los 30, 40 y 50. «Me gusta más el cine que todas las demás artes juntas», solía repetir Moix, que también estaba muy ilusionado con la página web que tenía en preparación.

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