Un turbante para un hombre poderoso

El cadáver del hombre hallado en la fachada de la Catedral estaba cubierto con una tela blanca y una seda con inscripciones hispanoárabes, según las crónicas de la época. Al parecer, coincide con el que estudió y fechó Luis Grau hace algunos años, que se guarda en el Museo de San Marcos. Se trata de un tejido de seda y aplicaciones de oro, del siglo XII y realizado en un taller almeriense. Grau señala que estas piezas se realizaban en el tiraz (taller real), y eran «preciosas cintas enrollables en forma de turbante con caída sobre los hombros que contenían en su orla leyendas alusivas a los poderes regio y divino, y eran conocidas como almaizar». Estas sedas se utilizaban para forrar arcas donde guardar reliquias, o bien a modo de mortaja para mostrar el poder social del fallecido. Grau señala que esta pieza se encontró durante las obras de Demetrio de los Rios envolviendo a un personaje masculino no identificado, «pero con certeza perteneciente a un estamento privilegiado».