Orientalismo en El Páramo

Es de dominio común que una buena comida, cena o merienda en cualquier cueva leonesa alcanza a veces proporciones divinas, pero pocos podían llegar a sospechar que la costumbre de excavar estas típicas construcciones del sur de la provincia procede de un antiguo culto al dios oriental Mitra. Quien defiende esta teoría es el investigador Benigno Eiriz, fundador del Museo Etnográfico de Alija del Infantado que lleva su nombre, y que ha escrito un ensayo literario sobre el tema que será editado en breve. Eiriz dice basarse en estudios pormenorizados de estas bodegas y en trabajos de historiadores y antropólogos. A su juicio, Roma se vio obligada a enviar una gran cantidad de legionarios a las zonas más belicosas del Imperio y que más complicado les resultó dominar; como así ocurrió en una gran parte de la Cordillera Cantábrica y en lo que hoy es todo León. Estos contingentes militares estaban formados por una gran cantidad de gentes procedentes de Persia y la antigua Anatolia, lugares de germinación y crecimiento del culto al dios Mitra. Estos hombres traerían consigo, según la hipótesis de Eiriz, su propia religión, que fructificó en León, «como también en el Rhin, el Danubio y Gran Bretaña», zonas conflictivas donde, «curiosamente, también nos encontramos con este tipo de cuevas». De acuerdo al planteamiento de este estudioso gallego afincado en Alija, en el Norte de la provincia no era preciso construir estos recintos porque ya existían en la Naturaleza, pero en el sur de León «se hizo necesario excavarlas». Eiriz se apoya en las dimensiones de algunos de estos «templos» para defender que originalmente no podían ser bodegas, pues lo enorme de algunas (como una de San Adrián del Valle, una verdadera «catedral» con tres alturas, apuntó) sobrepasaría con mucho su uso como almacén de vino. El culto a Mitra fue extremadamente popular en Roma, y no sólo entre las clases populares. Era muy parecido al cristianismo, con el que combatió en los primeros años de vida de éste. En el mitraísmo, el salvador nacía en una cueva, predicó, era martirizado y resucitaba; y en su culto intervenían también el pan y el vino.