Diario de León

La pintora leonesa Teresa Gancedo expone simultáneamente en la galería Ármaga y en El Albéitar

La ingravidez de los símbolos

Teresa Gancedo, ante una de las obras que expone durante estas semanas

Teresa Gancedo, ante una de las obras que expone durante estas semanas

Publicado por
M. C. Santos - LEÓN.
León

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Teresa Gancedo asegura: «Me siento muy orgullosa de ser de pueblo, de tener un pueblo. Allí están las raíces de lo que pinto, muchos de mis cuadros están basados en la tradición rural del campo leonés». La pintora que vuelve a su tierra con dos exposiciones simultaneas, una en la galería Ármaga, en la que ofrece una selección de sus obras en pequeño formato y otra en El Albéitar de la Universidad, en la que es protagonista una instalación de grandes dimensiones. En ambos casos la temática es semejante, para la pintora el cuadro es un universo que hay que poblar de seres y objetos, de un microcosmos que viva su peculiar existencia dentro de la superficie del papel, del lienzo, de la madera o en tres dimensiones, tal y como sucede con su instalación o con los pequeños relicarios, las entrañables urnas en las que Tersa Gancedo sugiere sencillas historias que el espectador tiene la obligación de imaginarse a partir de los argumentos presentados por la pintora. Teresa Gancedo tiene un estilo plenamente consolidado, hace ya mucho tiempo que tiene claro lo que quiere hacer, como quiere contar su visión plástica del mundo que la rodea, pero evoluciona y se transforma de manera notable en cada exposición. Eso quiere decir que trabaja mucho, que vive intensamente lo que hace. En sus últimas obras, las que ahora presenta en León, su pintura adquiere nuevas tonalidades, más intensas, más alegres, más juguetonas incluso. La caligrafía es la misma, pero el color altera el mensaje para hacerlo mucho más optimista, ha perdido algunos guiños al tenebrismo que recordamos de las exposiciones que ha realizado en León en los tres o cuatro último años. En esta ocasión nos ofrece una gran variedad de soportes: madera, papel, lienzo... y en todos se desenvuelve con singular soltura. Incluso presenta unos originales trabajos en formato panorámico sobre, madera curvada, con los que sorprende agradablemente al espectador. Pero quizá lo más entrañable de estas muestras sean los pequeños escenarios que inventa recordando las pequeñas cajas con cubierta de cristal transparente que los devotos dejaban en las ermitas e iglesias como testimonio de los favores recibidos de vírgenes y santos, los exvotos que aún decoran las paredes de muchos lugares sagrados. Las pequeñas cajas se convierten en espléndidos escenarios en los que Teresa Gancedo crea delicadas instalaciones tan importantes como las de mayor tamaño, tanto en contenido como en belleza plástica. Técnica y reflexión El poeta leonés Antonio Colinas ha dicho a proposito de las obras que Teresa Gancedo presenta en estas dos exposiciones: «Para que su obra haya adquirido esta maduración, esta plenitud, se hacía necesaria una técnica madura y una reflexión artística sabia sobre la propia obra. Ambas han concluido ahora de manera ideal. La delicadeza de la línea y la originalidad del color -siempre sobriedad y calidad en el mismo- hacen el resto. La pintura de Teresa Gancedo nos hace, a la vez, pensar y soñar, y teniendo siempre detrás la verdad de los hallazgos. Nada mejor se puede pedir al Arte en esta hora de vacíos y de dispersiones múltiples». Recordemos finalmente que Teresa Gancedo nació en León en 1937, que cursó los estudios de Bellas Artes en Barcelona, en cuya Facultad de Bellas Artes es Profesora. Desde 1970 ha realizado infinidad de exposiciones individuales y colectivas y hay obras suyas en instituciones tan importantes como el Guggenheim de Nueva York, el Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla o el Museu dï Art Modern de Barcelona.

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