Antonio Resines y Vicente Aleixandre se meten a mafiosos en «Dos tipos duros», de Juan Martínez Moreno
Matones de poca monta
Antonio Resines es un matón de poca monta que se ve envuelto en problemas con tres mafiosos verdaderos que controlan los negocios más oscuros, en la comedia Dos tipos duros, con la que debuta como director Juan Martínez Moreno, quien la presentó ayer en la sección oficial del Festival de Málaga. Después de que su último «encargo» no haya salido del todo bien, se ve obligado a comprometerse con el «Vito Corleone» de la zona (Manuel Aleixandre) a iniciar en el oficio a su sobrino (Jordi Vilches), quien incorpora al grupo a una chica de alterne (Elena Anaya). El primer trabajo será secuestrar a una inofensiva carnicera (Rosa María Sardá), pero todo puede complicarse. Martínez Moreno reconocía ayer haber sentido la responsabilidad de rodar una primera película «rodeado de un equipo técnico muy brillante y de un reparto así», con los que se ha sentido «muy arropado». Respecto al reparto, explicó que «desde el principio» tuvo «claro los nombres de Resines y Sardá», y acerca de los títulos a los que puede remitir esta comedia, apuntó que jugó «con la referencia de Atraco a las 3», al tiempo que calificó la película como de «cine negro de provincias». Destacó como «clave» el hecho de tener «todo bien pensado antes de empezar la película, para reducir la improvisación al mínimo», y de hecho cree que «todos sabíamos qué película estábamos haciendo». Así, Antonio Resines vio en este proyecto «una historia y la posibilidad de hacer comedia», y era «apetecible hacer convincente la parte seria de la película», y confesó sus preferencias por los papeles «de fracasado, porque son más interesantes, con problemas detrás y una vida lamentable». Jordi Vilches, conocido por su participación en Krámpack, se sintió «muy a gusto» en el rodaje y, más en broma, aseguró que Resines no le «impresionó» y que, «cuando él me ha conocido, ha visto que soy más normal de lo que parezco». A Rosa María Sardá le atrajo «la idea de que podía dar tortas y pegar tiros», puesto que «no lo había hecho nunca y pensé que igual se me abrían puertas», y Aleixandre coincidió con ella al señalar que «a los actores nos gusta cambiar de género, porque los que reparten los papeles no suelen ser nada originales».