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Varios autores denuncian la utilización de las palabras para lograr fines políticos y justificar la guerra

«Lenguaje colateral»: el idioma hace daño

John Collins, Ross Glover y la profesora española Marina A. Llorente han presentado la edición en castellano del libro «Lenguaje colateral

Publicado por
Antonio Dopacio - MADRID.
León

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Con la frase: «El lenguaje es una organización terrorista y nos mantenemos unidos contra el terrorismo», el libro Lenguaje colateral (Claves para justificar una guerra) nos presenta, a través de la pluma de más de una docena larga de coautores, una amplia recopilación de artículos escritos para lo que denominan «desvelar la tiranía de la retórica política utilizada para justificar la nueva guerra estadounidense». La idea que promueven es «tratar de desmontar el apoyo que las autoridades norteamericanas pretenden lograr para sus acciones recurriendo a ideas tan poderosas como abstractas como: libertad, civilización, terrorismo o eje del mal». La estela del 11-S En la serie de artículos de Lenguaje colateral, los autores entran a analizar el uso de ese tipo de palabras por parte de los poderes políticos norteamericanos y por algunos medios de comunicación que los siguen y transmiten, especialmente tras la estela del fatídico 11 de septiembre. De entre todos los autores presentaron la edición en castellano, John Collins, Ross Glover y Marina A. Llorente. El primero es profesor adjunto de Estudios Globales en la Universidad de St. Lawrence (Canton, Estado de Nueva York, EE.UU.) y junto con Ross Glover actúan como coordinadores. La española Marina es profesora adjunta de Lengua Española y Literatura Peninsular en el Departamento de Lengua y Literatura Modernas en esa misma universidad y coautora de esta obra. - Señor Collins, ¿de dónde proviene la idea de hacer este libro y cuándo nace? - Es el resultado del trabajo de un grupo de profesores de la Universidad de St. Lawrence. Como sociólogos e intelectuales nos reuníamos y comentábamos los hechos y las informaciones que llegaban tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York. En esos momentos comenzamos a percibir claramente la falta de libertad de expresión que existía en Estados Unidos. Nuestra inquietud, como intelectuales, nos movió a responder a esas circunstancias. - Principalmente lo que sentimos es que existían una serie de voces que iban en contra de lo que los medios de comunicación y el gobierno norteamericano estaban diciendo - responde ahora Marina A. Llorente- y eso fue, principalmente, lo que queríamos decir, justo lo que no se estaba diciendo. Los medios daban informaciones acerca de que surgían por todos lados voces a favor de ir a la guerra con Afganistán inmediatamente para responder a ese ataque, y nosotros pensábamos que nadie estaba diciendo eso. Sabíamos que la intelectualidad norteamericana no lo pensaba. Por eso escribimos el libro, para ir en contra de ese discurso pro guerra. - Díganme algo sobre la Universidad de S. Lawrence y esos colaboradores que han intervenido en la redacción de este libro... - Somos dieciséis profesores (contesta Llorente) los que participamos en la redacción del libro, y el decano de la Universidad es uno de ellos. Lo que no quiere decir que todos los docentes estén de acuerdo con lo que nosotros planteamos en la obra. También participa como coautor un alumno que acaba de graduarse en el campus. - Collins, usted es analista crítico de los Medios de Información. ¿Ha observado diferencias en el tratamiento de los temas sobre el terrorismo y la guerra entre los medios norteamericanos y europeos? - Muy grandes. En Estados Unidos nuestra perspectiva está completamente marginada en contrapunto con la visión unívoca generalizada de los grandes medios de comunicación norteamericanos, que es la que se permite y alienta. Nuestra óptica es ignorada. En cambio, en los medios generalistas de Europa, al menos en estos temas, se permite una variedad de opiniones que allí no se producen por la censura.