Diario de León

Los ritmos étnicos de Turquía ganan un festival reñido hasta el último momento

Beth tampoco pudo con Eurovisión

Beth durante su actuación en el festival de Eurovisión celebrado en Riga

Beth durante su actuación en el festival de Eurovisión celebrado en Riga

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J. Luis Álvarez - MADRID.
León

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Beth tampoco lo consiguió. Como en las elecciones políticas, las encuestas no son fiables para Eurovisión y la canción Díme, que partía como favorita tras el escándalo de las rusas de Tatu, sólo consiguió anoche alcanzar el octavo puesto. La 48 edición del Festival Europeo de la Canción fue para los ritmos étnicos y las odaliscas turcas que acompañaron a la cantante Sertab Erener, con el tema Everyway that I can. Beth, explosiva y jovial, salió al escenario aparentemente tranquila y aclamada por el público que llenaba el Skonto Hall, a donde acudió el embajador de España en Letonia, Javier Garrigues. Vestida con un top de pedrería gris realizado por Etxart y Panno, que dejó toda su espalda al aire, y con unos pantalones blancos de campana, Beth transmitió simpatía y juventud. Con su interminable sonrisa la música de Díme no sonó demasiado bien, pero la joven catalana se dejó todo sobre las tablas, en una perfecta coordinación con los dos bailarines y las tres vocalistas, cuya coreografía estuvo dirigida por Marietta Calderón. Ya estaba todo hecho. Beth descargó su arte y los nervios acumulados durante toda la jornada. Una hora antes de subir al escenario del Skonto Hall no pudo más y aseguró que no aguantaba la espera. «Sólo tengo ganas de vestirme y salir a cantar». Ánimos y nervios Antes empezar el Festival, en conexión con España, Beth recibió el aliento que Rosa y los chicos de Operación Triunfo, junto a los gritos de apoyo de sus amigos y vecinos en Súria (Barcelona), desde donde TVE realizó conexiones a lo largo del programa especial presentado por Carlos Lozano desde las seis de la tarde. Conforme caía la noche, la adrenalina iba en aumento y llegó a su punto máximo con las votaciones. Durante cinco eternos minutos los espectadores de cada país votaron telefónicamente o vía mensaje SMS a su intérprete favorito. Israel y Portugal dieron doce puntos a España; otros diez, Bélgica; siete, Croacia; seis, Islandia, Chipre, Rumanía y Rusia; cinco, Holanda y Gracia; cuatro, Suecia; dos, Turquía; y uno, Eslovenia. Por su parte, los espectadores españoles concedieron la máxima puntuación para Bélgica, pese al error de Anne Igartiburu, que tuvo que enmendar la votación. Los esfuerzos de José Luis Uribarri en los micrófonos de TVE por reclamar votos para España, la competición estuvo muy reñida entre Bélgica, Turquía y Rusia. El primer puesto fue para el toque étnico de la representante de Turquía, Sertab Erener, que, con una música con tintes árabes y cantando en inglés, fue enrollada y desenrollada de un velo por cuatro bailarinas que, a su vez, idealizaban la danza del vientre. En segundo lugar quedaron por su calidad y originalidad -inventaron un idioma- los belgas de Urband Trad, cuya vocalista, Verónica Codesal, es oriunda de Lugo. El número de las rusas Tatu Aunque no ganaron, las rusas de Tatu serán recordadas por el número que montaron antes del concurso. Tras declararse lesbianas y anunciar que se casarían, su actuación no pasó por ser más que la de dos adolescentes de 18 y 19 años que interpretan música tecno. El propio José Luis Uribarri no se reprimió al llamarlas «niñas rebeldes» y preguntarse si «¿iremos de boda?» El escenario de esta 48 edición recordó al típico planeta de los dibujos animados de la Warner. Vestidos con unos exóticos abrigos que desaparecieron arrastrándose por el suelo, los presentadores de la gala, Maritja Naumova -ganadora de la edición anterior- y el cantante letón Reynard Cowper, saludaron a las 60.000 almas que llenaban el Skonto Hall. Los presentadores dieron paso a los astronautas Yuri Malechenco y Ed Lu, que desde la Estación Espacial Internacional desearon lo mejor a los participantes. Lo mismo hicieron Elton John y la primera ganadora del Festival, la suiza Lys Assia, vencedora en 1956. Del resto de participantes en esta 48 edición destacó la esperpéntica actuación del austriaco Alf Poier, con una canción que parecía sacada de un disco de los payasos y con unos ridículos maniquíes, quien, sin embargo, quedó por delante de España. El Reino Unido, país tradicionalmente muy votado, quedó en último lugar con cero puntos. Una vez más Eurovisión mostró las diferencias de por donde va la música comercial en Europa.

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