Rojo recuerda a Galdós en su ingreso en la Real Academia
El economista Luis Angel Rojo reflejó ayer, en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, la pasión que Galdós sintió por España a lo largo de su vida, y la decepción que la sociedad de su época, de la que tanto esperaba, le fue causando conforme pasaban los años y veía sus ilusiones rotas. «La obra de Galdós es, en cierto modo, la historia de una decepción», decía hace unos días el ex gobernador del Banco de España, y fue ese desencanto creciente el que ayer desgranó de forma magistral en la ceremonia de ingreso en la Academia, que estuvo presidida por el Rey y que contó con la presencia, entre otras personalidades, de la ministra de Educación y Cultura, Pilar del Castillo. Hombre «absolutamente clave en la evolución económica de su tiempo» -como luego afirmaría en la respuesta Eduardo García de Enterría-, Luis Angel Rojo (Madrid, 1934) sorprendió hoy a más de uno al no dedicar su discurso a la economía y centrarlo, por el contrario, en «La sociedad madrileña en Galdós». Pero antes de entrar en materia y de elogiar la figura de su antecesor en el sillón «f», Jesús Aguirre, Duque de Alba, Rojo destacó la importancia del español como «uno de los mayores activos» de los países de habla hispana, razón por la cual «los esfuerzos por mantener, actualizar y depurar nuestro idioma son una inversión económica de gran importancia». El léxico económico «es un frondoso jardín» de anglicismos, que a menudo no encuentran una traducción adecuada, dijo Ángel Rojo.