Después de MM'02

LA CONCLUSIÓN después de la primera edición de los Premios Mestre Mateo (MM¿02) promovidos por la naciente Academia Galega do Audiovisual, es la confirmación de que aumenta la nómina de los profesionales que en Galicia se dedican al saludable oficio de las imágenes y los sonidos, sea delante o detrás de las cámaras. Sobre todo se hace más evidente en el producto televisivo por numeroso y variado (sitcoms, telefilmes, publicidad...) con salida natural en la TVG, frente al cinematográfico, limitado, de mayor costo y sometido a la presión de las pantallas comerciales que priman el made in Hollywood con un descaro ofensivo. Volver la mirada a cinco años atrás sería suficiente para certificar lo mucho que se lleva avanzado en profesionalidad. La evaluación de un plano, una escena, una secuencia de muchas producciones actuales certifica que el conjunto del sector avanzó a velocidad de vértigo en su globalidad. Que no vivamos en el mejor de los mundos posibles y que el sector tenga cuestiones a mejorar, no es barrera para el optimismo ni para una autoestima en aumento. Se necesita ganar la asignatura del espectador propio, de laminar el complejo de que el audiovisual gallego es incapaz de estar a la altura de sus competidores (véase Entre bateas... ). Quizás haya que reforzar la presencia y la proyección mediática de los profesionales. Tampoco debería avergonzar a nadie el objetivo de un star system autóctono en esa dirección. Tenemos suficientes grandes actores, para rectificar esa manía de creer que lo de fuera es mejor por ley natural. De los MM'02 salió optimismo.