La Orquesta Nacional de España rinde un homenaje a Falla en el Auditorio

Considerado el mejor director español de todos los tiempos, Rafael Frühbeck de Burgos, (Burgos 1933), es nuestro mejor embajador en el extranjero y el mayor especialista en Falla, Turina, Albéniz y Rodrigo. Junto a su orquesta" la Nacional de España de la que es Director Emérito, ha paseado la música española por los cinco continentes. Hoy, a las 20.30 horas y después de un retraso de seis meses por causas ajenas a él, se pondrá al frente de esta compacta formación en el Auditorio, para ofrecernos junto al eximio pianista Joseph Colom, uno de los programas más señeros de la música española de todos los tiempos. La Suite de orquesta de El amor Brujo, Noches en los jardines de España, con Colom como solista, La vida breve ( interludio y danza), y la suite de El sombrero de tres picos, conforman un programa íntegramente dedicado a Manuel de Falla y una de las especialidades de la orquesta y de este soberbio director, actual titular de la Orquesta Sinfónca de la RAI, después de haber conducido durante medio siglo a las mejores formaciones europeas y americanas como la Sinfónica de Viena, de la que fue titular entre 1991-96, La Deutsch Oper de Berlin, titular de la Rundfunk Orchester de Berlin, la Sinfónica de Tokio, la de Dusseldorf, Montreal y la Nacional de España desde 1958-62. Con más de cien discos en su haber algunos de los cuales son ya referencia absoluta. Pero es con la ONE con la que Frühbeck se siente como en casa y no duda cuando dice que «Al volver a hacerme cargo de la ONE hace ahora seis años, estaba en un momento muy bajo, pero hemos trabajado duro y tras nuestra gira hace dos años por Estados Unidos, la orquesta ha vuelto a retomar su pulso y está en un gran momento. Pero ahora quien lo debe de decir es su nuevo titular Joseph Pons». Para Frühbeck, las formaciones nacionales desempeñan un papel primordial a la hora de mantener el acerbo musical de un país, «y su principal labor es la de preservar, difundir y propagar un repertorio en el que sea referencia ante las demás. En el caso del repertorio español es muy difícil que lo interpreten bien otras formaciones extranjeras por muy buenas que estas sean. Pueden acercarse a la esencia pero siempre carecerán del espíritu que mueve a las orquestas autóctonas. La Nacional de España es la gran depositaria de este repertorio y la que debe cuidar de la música contemporánea española, como está haciendo». Una espina clavada Respecto a la proliferación de auditorios y orquestas en las autonomías, el director burgalés se muestra satisfecho con esta labor tan necesaria como primordial, «pero hay una cosa que llevo clavada desde que fui director por primera vez de la ONE. En aquel momento dije a los ministros correspondientes que lo que había que hacer era mejorar de forma profunda los conservatorios y si me hubieran hecho caso ahora cuando han surgido nuevas orquestas las plazas las hubieran ocupado músicos españoles y no extranjeros como está ocurriendo. No tengo nada en contra de ellos pero hubiera sido una ocasión magnífica para dar trabajo a los músicos españoles». Otra de las cuestiones que preocupan a este singular y exigente director es el futuro de la música en el siglo XXI, «porque se ha producido un importante cambio en los gustos y en forma de hacer música. Hasta hace diez años se llevaba a gala el ser muy modernos y estar en las vanguardias, afortunadamente esto se ha pasado ya y ahora volvemos a tener que decir algo sin importar el cómo». En su ponión, «antes era el cómo decirlo ahora eso ya no vale». También se han venido abajo numerosos tabús como el de que el público de fuera entiende mucho, «algo que no es así. Al público no se le engaña fácilmente y sabe lo que le gusta y no le gusta, lo que sucede es que hay públicos que escuchan mejor que otros y en este sentido el nórdico y el alemán son modélicos, pero de ahí a que sepan más o menos¿».