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Una biografía desvela que delató a comunistas y que era violento, cruel y masoquista

El centenario de Orwell recuerda a un escritor lúcido con un lado oscuro Los escritos sobre la Guerra Civil española Una compleja personalidad abordada con nuevas fuentes Tan enemigo de Hitler como de Stalin, según Hitchens Primera novela, fruto de sus añ

«Homenaje a Cataluña» se publica por primera vez íntegro en España

Publicado por
Enrique Clemente - madrid
León

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En su obra cumbre, 1984, inventó términos que hoy en día están más vigentes que nunca: el «Gran Hermano», la «policía del pensamiento», el «doblepensar» o la «nopersona». En Rebelión en la granja acuñó una frase célebre: «Todos los animales son iguales, pero al-gunos lo son más que otros», que enunciaban los cerdos, trasuntos de los comunistas. De ambas novelas políticas de George Orwell se han vendido más de cuarenta millones de ejemplares y se han traducido a más de sesenta idiomas. Coincidiendo con el centenario de su nacimiento, han aparecido en España cuatro libros muy interesantes para conocer su trayectoria, sobre todo una biografía rigurosa y desmitificadora y su Homenaje a Cataluña, por primera vez en su versión completa. Fue símbolo de la integridad, el idealismo y el compromiso y crítico demolededor de los totalitarismos. Su biógrafo Jeffrey Meyers resalta que su ejemplo moral, su impacto político y literario son «incalculables», pero no oculta el lado oscuro de la «fría conciencia de una gene-ración», como le denominó V. S. Pritchett. A lo largo de su corta vida, tan apasionante como sus escritos, Orwell también fue violento, cruel, masoquista e incluso suicida. El profesor Timothy Garton Ash acaba de revelar en The Guardian que delató a 38 simpatizantes comunistas un año antes de morir, en plena guerra fría. No era un santo. Su biógrafo sostiene que «las relaciones con su familia durante la infancia lo convirtieron en una persona defensiva y reservada, cínica y distante». En sus primeros años nació «un hondo sentimiento de culpa que impregnó su personalidad y su escritura». Se sentía culpable por la herencia colonial de sus ancestros, su origen burgués y su educación elitista. Esa característica junto a su lúcida percepción de la realidad fueron decisivas en su trayectoria vital, política y artística. Expiación ideológica Tras pasar cinco años como policía en Birmania añadió un nuevo motivo en su lista: haber trabajado al servicio del imperialismo. Ese trabajo que le convirtió en una bestia aumentó «un sentimiento de culpabilidad que lo atormentó toda su vida» y que trató de expiar durante los siguientes veinte años. La primera estación de ese proyecto de redención ideológica fueron las calles de Londres y París, donde pasó seis años viviendo como un vagabundo y trabajando de lavaplatos. La segunda, la Guerra Civil española, donde acudió con la intención de «matar fascistas», pero se topó con el siniestro rostro del estalinismo. Como señala Miquel Berga en el prólogo de Orwell en España, fue la «experiencia decisiva en la vida y la obra» del escritor. La brutal represión comunista contra los dirigentes y militantes del POUM, culminada con el asesinato de su líder Andreu Nin, le dejaron una huella indeleble que se aprecia en 1984. Él mismo tuvo que escapar de España y se salvó por muy poco de ser detenido y ejecutado por los estalinistas. Su testimonio quedó recogido magistralmente en su mejor libro, Homenaje a Cataluña, la única descripción de primera mano de la persecución de trostkistas y anarquistas ordenada por Stalin. Eso le granjeó la enemistad de la izquierda. Como señala Christopher Hi-tchens en La victoria de Orwell, lo fundamental es que acertó en sus críticas a los «ismos», el imperialismo, el fascismo y el estalinismo. Su problema fue la precocidad con que hizo sus diagnósticos. Según The Guardian, David Crook era un joven estalinista entrenado por el español Mercader, quien años después, el 20 de agosto de 1940, asesinó a Trotsky con un piolet en su exilio de México. Crook recibió la orden de espiar a Orwell, a su esposa y a otros compañeros del Partido Laborista Independiente (ILP), y de comunicar esa información a otro estalinista londinense, Hugh O'Donnell. Este libro imprescindible reúne los escritos orwellianos relacionados con la Guerra Civil. Se trata de un acontecimiento porque supone la publicación por primera vez en su totalidad en España de Homenaje a Cataluña, sin los cambios y supresiones que impuso la censura del régimen, que permitió sus devastadoras críticas antiestalinistas pero no las antifranquistas. ? ? ? Orwell en España. George Orwell. Tusquets. 460 páginas. Meyers construye esta excelente biografía con tres fuentes principales: el estudio de la nueva edición de las Obras Completas (1998) de Orwell, realizada por Peter Davison, sus entrevistas con familiares y amigos del escritor y la consulta de material inédito del Archivo Orwell de Londres. El autor profundiza en la compleja personalidad de su biografiado. ? ? ? Orwell. La conciencia de una generación Jeffrey Meyers. Vergara. 443 páginas. El polémico periodista Christopher Hitchens reivindica la integridad, la valentía, la importancia intelectual y la cohe-rencia de Orwell, que convirtió la independencia en su principal seña de identidad y «en una época de lealtades partidistas extremas, se las arregló para ser un enemigo tan consistente como inflexible tanto de Hitler como de Stalin». ? ? ? La victoria de Orwell. Christopher Hitchens. Emecé. 213 páginas. Su primera novela fue fruto de los cinco años que pasó en Birmania como policía imperial, una devastadora experiencia de la injusticia del colonialismo que le marcó. Un período que el joven Blair creía iba a ser una gran aventura y acabó en una amarga desilusión. Interesante su retrato de la vida de la pequeña colonia británica en la villa birmana de Kyauktada. ? ? ? Los días de Birmania. George Orwell. Ediciones del Viento. 322 páginas. Con motivo del centenario de George Orwell, un grupo de científicos se reunió ayer en Londres para dar a conocer al mundo una importante revelación: cómo hacer una perfecta taza de té, la bebida que apasionaba al autor de 1984 . Hoy se cumplen cien años del nacimiento en Motihari (India) del escritor británico, lo que ha dado lugar a innumerables homenajes en el Reino Unido y hasta revelaciones poco favorecedoras, como que Orwell, por amor a una mujer, delató a 38 comunistas al Foreign Office británico. Pero ayer la Real Sociedad de Química decidió reconciliar arte y ciencia en un curioso y «británico» homenaje a Eric Arthur Blair-verdadero nombre del autor de Rebelión en la granja y de Homenaje a Cataluña- al revelar al mundo la fórmula exacta de una perfecta taza de té. El té es «uno de los principales puntales de la civilización de este país», pero la forma de prepararlo ha dado lugar a «violentas disputas», escribía Orwell en un artículo publicado en el Evening Standard el 18 de enero de 1946, cuatro años antes de su muerte. En la elegante sede de la Sociedad de Química británica, en la céntrica calle Picadilly de Londres, los científicos sentenciaron: primero debe ponerse la leche en la taza y luego hay que echar el té, preparado preferiblemente con hojas de la variedad «Assam». En ese acto, el ex diputado laborista Tony Benn, de 78 años y confeso obsesivo de esta bebida aparecida hace miles de años en China, fue el primero en mojar sus labios en una taza hecha siguiendo los pasos de la receta definitiva. «Sabe muy bien, !es delicioso!», exclamó el ex diputado, una respuesta que público y periodistas aguardaban expectantes.