Final modesta

DESPUÉS del movidón de esta semana en torno al Bernabéu y su alucinante resacón post-Campeonato de Liga, llega hoy la final de la Copa del Rey sobre la que apenas se habló (y se habla) en sus vísperas. Natural, no la juegan Ronaldo, Kluivert o Makay, sino los jugadores del Mallorca contra los modestísimos curritos del Recre, lo que se dice unos pringaos del oficio balompédico, y dicho con toda la admiración del mundo, que al menos ellos estarán en el Martínez Valero de Elche. Para colmo, el Recre regresa a Segunda. Demasiadas cosas para suponer que haya alguien a quien interese esta final como no sean las parroquias respectivas, y demasiado para vaticinar a La Primera un liderazgo de los que hacen historia. Guste o no, lo de hoy tiene mucho de marrón... Llega esta final en el momento del jet lang futbolero, cuando casi todo el mundo (directivos, jugadores, aficionados...) acaban de aterrizar de un desenlace liguero que soltó demasiada adrenalina. Para colmo está el baile de entrenadores, fichajes y descartes, y ese día 2 que no acaba de llegar para algunos: la aparición de Beckham. Con tal ajetreo a quién importa un Mallorca-Recreativo. Como mucho alcanzaría dimensiones épicas si finalmente los de Huelva se hacen con la Copa como merecida compensación a su digno papel en una Liga sobre la que pasan como buldozers estrellas que cobran un pastón de narices y guardan actitudes de primadonna que flaco favor hacen al deporte. Son estas quienes interesan a la tele porque son en si mismas un espectáculo mediático. Con el mayor de los respetos para los finalistas de hoy, lo suyo no va con los tiempos que corren.